En el día de la gala de los Oscarsnúmero 83, resucito este post (¡¡del año 2007!!) para, de nuevo, poner de manifiesto y recordar algunas de las grandes injusticias de Hollywood en este aspecto. Es decir, para repasar algunos nombres que, mereciéndolo, nunca han obtenido el máximo reconocimiento artístico en el Séptimo Arte.
Actores:
Richard Burton (7 nominaciones, 0 oscars)
Montgomery Clift (4 nominaciones, 0 oscars)
Glenn Close (5 nominaciones, 0 oscars)
Joseph Cotten (0 nominaciones)
Kirk Douglas (3 nominaciones, 0 oscars)
Albert Finney (5 nominaciones, 0 oscars)
Greta Garbo (4 nominaciones, 0 oscars)
Cary Grant (2 nominaciones, 0 oscars)
James Mason (3 nominaciones, 0 oscars)
Peter O’Toole (8 nominaciones, 0 oscars)
Edward G. Robinson (0 nominaciones)
Gena Rowlands (2 nominaciones, 0 oscars)
Peter Sellers (2 nominaciones, 0 oscars)
Barbara Stanwyck (4 nominaciones, 0 oscars)
Orson Welles (1 nominacion, 0 oscars)
Directores:
Robert Altman (5 nominaciones, 0 oscars)
Charlie Chaplin (1 nominacion, 0 oscars)
Cecil B. DeMille (1 nominacion, 0 oscars)
D. W. Griffith (0 nominaciones)
Howard Hawks (1 nominacion, 0 oscars)
Alfred Hitchcock (5 nominaciones, 0 oscars)
Stanley Kubrick (4 nominaciones, 0 oscars)
Akira Kurosawa (1 nominacion, 0 oscars)
Fritz Lang (0 nominaciones)
Spike Lee (0 nominaciones)
Ernst Lubitsch (3 nominaciones, 0 oscars)
George Lucas (2 nominaciones, 0 oscars)
Sidney Lumet (4 nominaciones, 0 oscars)
F.W. Murnau (0 nominaciones)
Sam Peckinpah (0 nominaciones)
Arthur Penn (3 nominaciones, 0 oscars)
King Vidor (5 nominaciones, 0 oscars)
Orson Welles (1 nominacion, 0 oscars)
El amigo Conor acude una vez más a su cita en «La canción del fin de semana» (ya estuvo por aquí presentando «Souled Out»). Y tenemos que felicitarle, por partida doble. El pasado 15 de febrero cumplió 31 años (qué viejo), y, coincidiendo con su aniversario, lanzó su último álbum, «The People’s Key», con su encarnación en Bright Eyes (según ha comentado, será su último disco bajo este nombre).
Hola amiguitos, soy Conor
Pues el primer single del disco es quizá el tema más pop, más luminoso, este «Shell Games», a ver si os gusta.
Buen fin de semana. Buen puente a los andaluces. Levantáos.
Como ya hice en su día con «El Pato«, hoy le toca un pequeño homenaje a «El Arbosa», a D. Juan Antonio Arbosa, eminencia no valorada lo suficiente en su día. No sólo no era valorado por la mayoría de nosotros, sino que era objeto constante de burla, debido a su frágil apariencia y a su carácter.
Es una pena no poder volver atrás para actuar de otra manera y descubrir cosas que en su momento no nos preocupaban. Tan sólo queríamos que llegara la hora de salir, lo que, a nivel didáctico, ocurriera entre el principio y el final de cada clase casi siempre pasaba desapercibido. Así, no solíamos quedarnos con sus enseñanzas, sino que estábamos más centrados en meterle bolas de papel en el bolsillo de la bata, esconderle las tizas o mover las mesas mientras hablaba… (es una pena, pero también era la edad, ome).
Mi amigo Nacho le vio hace poco y me ha comentado que está en forma, y debe rondar – o superar, ahora que lo pienso – ya los 80 años, supongo, porque ya era mayor cuando nos daba clases (o quizá no era tan mayor) (el otro día, otro amigo me dijo que no veía ahora tan viejo a Paco Martínez Soria – estaban proyectando «Abuelo Made In Spain»-, y me lo dijo con cierto abatimiento).
En fin, que sirva esto como homenaje a su figura y expiación personal.
Igual Woody Allen está esperando a que muera para rodar un biopic sobre su vida. Aunque a este paso se va a morir Woody antes que él.
¡Larga vida al Arbosa!
PD: ¿Serían ciertos los rumores de que la NASA le quiso «fichar» en su día?
Hoy me encomiendo al gran Alan Lomax para darle forma a este post. La canción que lo protagoniza es «Sloop John B.», una de las joyas de esa obra maestra que es «Pet Sounds».
Resulta que la canción es una adaptación de un clásico caribeño, de principios de siglo XX. La primera grabación de la que se tiene noticia la hizo Alan cuando recorría la geografía norteamericana registrando los cánticos populares. En concreto se grabó en 1935 en Nassau (no es exactamente norteamericano, pero bueno…) y, como podréis oir abajo, es totalmente rudimentario (creo que el cantante estaba pelando un coco mientras ejecutaba la copla), pero tiene todo lo necesario para plagiar a quien no reconozca su autoría. El títiulo de la versión original no es «Sloop John B.», sino «Histe Up The John B. Sail».
Por lo visto, años después – hacia 1950 – la grabaron The Weavers, grupo del ambiente folk protesta del Greenwich Village, con el nombre de «The Wreck Of The John B.», gracias a la adaptación que realizó su bajista Lee Hays. Y en 1958, The Kingston Trio grabó esa misma versión. Un coñazo, realmente, como podéis oir aquí abajo.
Hasta que en 1966 llegó un pre-enajenado Brian Wilson (a instancias de Al Jardine, todo hay que decirlo) y le dió la vuelta y la sazonó con esos arreglos inconfundibles que ya me gustaría que se me ocurrieran a mí algún día. Con esta canción como single, llegaron al número 3 en USA, mientras que con el singlazo (nuevo término, ojo al dato) «Wouldn’t It Be Nice/God Only Knows» (¿hay algún single mejor que este?), no pasaron del número 8.
El otro día cometí un craso error. Salí de casa y cerré la puerta dejando la llave metida por dentro. En el momento me di cuenta y, aunque tenía otra llave, era imposible abrir la puerta porque la llave de dentro lo impedía. Así que, tras intentar abrirla con mi DNI (¿quién no tiene un DNI del que está intentando deshacerse y no sabe cómo?), decidí llamar a la vecina de enfrente, la única con la que, aparte de «Hola», me cruzo un «Adiós». Solícita, me sacó unos punzones para ver si podía tirar la llave atravesando la cerradura. Tras 34 segundos intentándolo, desistí.
Poco a poco se iba incrementando el número de vecinos curiosos que se acercaban a mi puerta: el fontanero del 7, el jubilado del 4, el matrimonio que nadie saba qué dedican…. en fin, cada uno iba aportando sus ideas, ninguna fructífera, ni siquiera lógica. Pero como era domingo y todos habían lavado ya sus coches, no tenían otra cosa que hacer más que centrarse en mi problema. Al final la vecina de enfrente vio la luz:
– Ahora que recuerdo, el abogado del 18, creo que abrió su casa una vez con una radiografía – y todos nos volvimos hacia ella, cuya faz aparecía iluminada.
Lo siguiente fue sacar al abogado de su casa, que estaba montando un mueble de Ikea (los domingo ya se sabe), y llevarlo frente a mi puerta. En esos momentos ya seríamos 12 o 15 entre vecinos, hijos, el afilador que se paró a mirar y un par de guiris con su mapa en la mano sacándonos fotos.
– Yo sé hacerlo – dijo, sereno -. Hace poco tuve que abrir la mía porque me pasó lo mismo. Pero necesitamos una radiografía, y no llevo ninguna encima, jeje.
Pensaba que nos íbamos a reir pero nadie alteró el gesto, lógicamente. Un par de vecinos acudieron prestos a sus casas a buscar radiografías: «yo me rompí la clavícula en 1993, creo que conservo la radiografía», «yo tengo una amiga que colecciona radiografías, voy a llamarla».. Los esfuerzos fueron altruistas, pero vanos, así que alguien propuso sortear y romperle el brazo a quien le tocara, acercarnos al hospital a Urgencias y obtener una radiografía, propuesta que fue aprobada por unanimidad. Lo dimos a «21 y aceituna», y le tocó a Josema, el encofrador, entre las risas y alborozo del grupo.
– Jo, siempre me toca a mí – farfulló, resignado.
Total, que al más puro estilo Stallone en «Evasión o Victoria», le colocamos el brazo entre dos escalones y el guardia civil, el del 11, le pataleó el antebrazo con profesionalidad. Una vez completado el doloroso trámite nos dirigimos andando al hospital, comentando la desidia de la empresa de mantenimiento de la piscina. Aguardamos nuestro turno en Urgencias y Josema entró a revisión y salió sonriendo con el preciado objeto. Ya teníamos radiografía, así que, andandito de nuevo, nos volvimos llenos de gozo todos, cantando «Because the night», de Patti Smith, hasta mi casa.
Una vez allí todo fue coser y cantar. El abogado cogió la radiografía del cúbito de Josema, la dobló por la mitad y manipuló entre la puerta y el bastidor. En 4 segundos estaba mi casa abierta, ante el asombro de los presentes. Hasta el matrimonio guiri aplaudió. Tras darle las gracias, todos firmamos en la escayola y nos fuimos cada uno a nuestra casa.
En momentos como ese piensas que aún no está todo perdido.
[Relato basado en hecho reales, decorado con hechos oníricos]
He estado investigando el por qué de San Valentín y de todo lo que acarrea (tampoco he buscado mucho, vaya), y he encontrado algunas cosas que os transcribo, aderezadas con mis comentarios.
Una teoría, bastante aceptada popularmente, dice que el Papa Gelasio I vinculó el Día de San Valentín con el romance en un intento de cristianizar antiguas fiestas paganas de la fertilidad. En efecto, cerca del año 496, Gelasio I abolió estas festividades. Pero de la relación entre San Valentín y el amor romántico (esto empalaga un poco), no existe alusión alguna sino a partir de la obra de Geoffrey Chaucer, en el siglo XIV.
En su poema “El Parlamento de los Pájaros”, Chaucerestablece una analogía entre el cortejo de las aves y el de los hombres, y se refiere al Día de San Valentín como fecha natural para estas ocasiones. Esto ha levantado sospechas, ya que definitivamente, el 14 de Febrero no es época de apareamiento de aves. Es más, es el día en el que las aves discuten, históricamente (¿quién no ha visto a dos gaviotas enzarzadas en una agria polémica algún 14 de febrero?). Una posible explicación es que Chaucer se estaba refiriendo a otro San Valentín. O a ver si nos pensamos que Valentines santos sólo hubo uno. Vamos. Y otra explicación es que a Chaucer le hubiera llegado al fin el envío de peyote desde Guadalajara, México, que tanto tiempo llevaba esperando
Porque esto fue el día de san Valentín, cuando cada ave vino aquí a elegir su pareja.
Este no sé quién es, pero mola, venía en el documento
“El Parlamento de los Pájaros” fue compuesto para celebrar el compromiso entre Ricardo II de Inglaterra y Ana de Luxemburgo. Dicho compromiso ocurrió el 2 de Mayo, fecha en la que se conmemoraba el día del San Valentín de Génova. Los valentinos del 14 de febrero son dos: San Valentín de Roma y San Valentín de Terni. Tenemos una amplia gama. y al parecer hay otro por ahí, del que se sabe poco.
Entonces, ¿El Día de los Enamorados es en realidad a principios de Mayo? ¿Tenemos que envolver de nuevo los regalos (jajejijoju) y sacarlos el 2 de Mayo, el día de los fusilamientos? (Uy, qué paradoja)
Lo cierto es que probablemente, la tradición de San Valentín, como la conocemos hoy, sea otro invento moderno de El Corte Inglés.
El video de abajo, «Valentine», de Richard Hawley, se lo dedico a Don Valentín.
The Decemberists son uno de los mejores grupos del panorama actual, y eso es así. Acaban de publicar su sexto disco y, manejando los tiempos como ellos saben, han facturado un trabajo de calidad, donde predomina sobre todo el folk. Es uno de los grupos americanos menos americanos que hay, al menos en este «The King Is Dead» (aunque «Down By The Water» es R.E.M. total. Deberían demandarles).
Del disco he entresacado «Rise me down», una canción que podía haber compuesto perfectamente Keith Richards en los setenta mientras veía arder una citación para un juicio por posesión de heroína. Por ejemplo.
Buen fin de semana.
Creo que es el único grupo que no toca en el Primavera Sound de este año 😀
Hoy, carleso.com quiere sondearos acerca del peor invento que ha parido el ser humano. Como véis, cualquiera de las opciones es la mar de razonable. Espero que votéis de acuerdo a vuestra conciencia.
Javier Almazán es de Huesca (mola ser de Huesca) y es quien se esconde detrás de Copiloto, grupo que descubrí el otro día en «Hoy empieza todo», pero que tiene ya 6 o 7 años de vida.
El avioncito
El caso es que me sorprendió la canción «El modelo de Watson y Crick», y aquí os la traigo. Una canción, adelanto de su próximo trabajo, «El inicio, el desencanto y el Círculo de Confianza», muy bien facturada, aunque algo pretenciosa en su letra (he tenido que buscar en la Red quiénes coño son Tony Clifton, James Watson y Francis Crick, pero no os lo diré, juju).
Pues eso, no os digo nada más, que en abril saldrá el disco en Grabaciones en el mar, por si os ha entusiasmado la canción.
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