Mishima

yukio mishima

Tal día como hoy hace 45 años, el escritor Yukio Mishima se quitaba la vida. La primera vez que oí hablar de él fue de boca de Fernando Márquez, líder de La Mode, en «Mi dulce geisha». Como el saber no ocupa lugar (aunque veces es mejor una birra bien fría…), copio y pego algunos apuntes sobre su obra y, atención, sobre su muerte…

Obra:En 1949 publica «Confesiones de una máscara», donde el protagonista proclama abiertamente su homosexualidad tras recordarnos toda su existencia. Será la novela que le catapulte a la cima de las letras japonesas. A ella le seguirán, entre otras, «La muerte en mitad del verano» (1953), «El tumulto de las olas» (1954) y «El pabellón de oro» (1956). Esta última, su obra más conocida, narra la historia del joven Mizoguchi, un aprendiz de bonzo obsesionado por sus complejos

Muerte: El 25 de noviembre de 1970, decide hacerse el harakiri delante del jefe del estado mayor del ejército para protestar por la desmilitarización de su país.

En la oficina del general Mashita se quitó su uniforme y se quedó sólo con el taparrabos que los soldados utilizaban en esa época.

Uno de los jóvenes que lo acompañaban le alcanzó una daga de unos 25 cm. Mishima se arrodilló y abrió sus estómago con el corte ritual que tantos hombres y mujeres había utilizado en el pasado, la muerte de la que tanto había hablado, de la que tanto había escrito. Que tantos de sus personajes habían vivido. La muerte más digna y honrosa que un japonés podía tener hasta que las cosas empezaron a cambiar. La segunda parte del ritual consiste en el corte de la cabeza, que debe ser realizado por una persona de confianza para el ejecutante. Masakatsu Morita tuvo ese honor. El primer corte no logró su cometido, el segundo tampoco. Otro de los jóvenes tuvo que dar el definitivo. La cabeza se había separado del cuerpo. Morita lo siguió usando el ancestral método. Todo había terminado.

Mishima en el cine

9 comentarios

  1. no, si nos estuvimos descojonando un rato largo…

    venga, uno de esta mañana en rock&gol: ¿adónde van los niños belgas? a los coles de bruselas.

    desconozco la opinión de flint.

  2. me viene que ni pintado. estábamos este sábado cerrando ya el último garito y uno de los de la cuadrilla suelta, sin que nadie le interpelara sobre ello:

    si un japonés se suicida con un arco, ¿se hace un "harcoiri"?

    en fin, éste es el nivel, maribel.

  3. Siempre me viene a la cabeza la tira de Mafalda en la que confunde el Ikebana con el Harakiri.

    Avisa para el sepukku en Triana y llevamos cerveza fría y palomitas. Y una spontex.

  4. Por cierto si no me devuelven de una vez mi ordenador arreglado tendré que ir pensando en un sepukku trianero.

  5. Para los japoneses la palabra harakiri es indigna, creo que significa algo así como "abrirse la barriga". El término que usan ellos en realidad es sepukku o así. Efectivamente es un rollo muy ritual y te hace falta que te ayude un colega, sobre todo para lo de cortarte la cabeza, que es bastante dificil para uno solo. Durante la SGM hubo muchos sepukkus según iban siendo derrotados los japos y fueron sustituyendo lo de cortar la cabeza, que tampoco debe ser facil así sin práctica, por un tirito, que es más cómodo y ensucia menos.

  6. Solo he leído "Confesiones de una Máscara". En su momento me impactó mucho y lo viví de lleno al estar un amigo muy cercano en una situación casi idéntica a la del protagonista: Un bloqueo sexual brutal y un entorno familiar poco favorecedor.

    Aún recuerdo cuando le regalé el libro. Fue un momento muy especial. También emotivo fue cuando al terminarse el libro me hizo una llamada telefónica de más de dos horas. Hoy, muchos años despues, mi gran amigo R. es una de las personas más "felices" que conozco.

  7. Yo no tengo ni puta idea del 80% de las cosas de las que hablo aquí.

    Pero queda bien, me confiere un aura intelectual que acabo de destrozar.

    Vuerve, Mishima, ome.

  8. El harakiri siempre me ha parecido una muerte elegante y valiente, aunque también algo absurda. Con parte de romanticismo en su ceremonia, claro que teniendo su origen en los samurais no es de extrañar.
    No he leido yo a este muchacho, así que ya puedes iniciarme con uno de sus libros.

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