Hemingway se pega un tiro

Ernst Hemingway

No ha sido hoy, ni ayer, ¿eh? Si no un día como hoy del año 1961, presa de la depresión, el alcoholismo y el avance del Alzheimer. En la madrugada del 2 de julio de 1961, Ernest Hemingway abrió la bodega del sótano donde guardaba sus armas, subió las escaleras hacia el vestíbulo de la entrada principal de su casa, y «metió dos balas en la escopeta Boss calibre doce, colocó el extremo del cañón en su boca, apretó el gatillo y estalló su cerebro» (Wikipedia).

Aquí os dejo un extracto del prólogo de «El viejo y el mar». Ya veréis los paralelismos de la generación perdida de Ernst con nuestros tiempos…

Hemingway y su generación irrumpen en un mundo que se presenta como brillante y generoso y al poco tiempo descubren que tras esa apariencia subyacen las sombras de la injusticia y la deshonestidad. Las maniobras políticas de los poderosos, el apetito de poder, el manoseo inescrupuloso de valores como la libertad, la justicia y la igualdad promueven desengaños que Hemingway y sus contemporáneos sufren en carne propia. Jaqueados por las crisis económicas y políticas comprueban que tras las bellas palabras de los sermones y las proclamas políticas se oculta una horrible verdad. Pierden la fe, se refugian en la amargura, ponen en tela de juicio todos los ideales. Se les llamó, con justicia, ‘la generación perdida‘. Por eso su obra se transforma en el testimonio amargo y desilusionado de un hombre para quien la moral, los derechos, la nobleza, la convivencia pacífica y la justicia social se convierten en ingenuos sueños de una juventud que madura hacia el escepticismo“.

 

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