[Artículo publicado originalmente en Ruta66: https://www.ruta66.es/2019/11/articulos/entrega-de-los-premios-pop-eye-2019/ ]
«El sábado 9 de noviembre teníamos la opción de reflexionar sobre las ¿propuestas? de los políticos o ponderar a la gente que de verdad trabajan nuestras emociones y que luchan desde sus atalayas por hacer el mundo un lugar mejor, de la vida un tránsito mejor. Los que nos dimos cita este fin de semana en Plasencia optamos, con todo el acierto, por lo segundo.
Como suele ser habitual en los premios Pop Eye, la gala discurre in crescendo hasta finalizar con la entrega del premio a toda una trayectoria, que este año recaía en José María Sanz, Loquillo. A modo de homenaje, los grupos musicales premiados en las diferentes categorías (Sweet Barrio como talento emergente, Chloe Bird como extremeña, Basanta como mejor disco de rock, The Twist Connection como mejor grupo portugués, Dolorosa como grupo revelación y Cosmosoul como banda de música negra), reinterpretan algunas de sus canciones, lo que sumado al desparpajo de Roma Calderón, al tequila y a los claveles hace del evento todo lo contrario a un trámite.
Y lo mismo se puede decir de los discursos de la mayoría de premiados. Personas que, como dije antes, hacen del mundo un lugar mejor porque nos van a dejar, o nos han dejado ya, un legado, una impronta imborrable y que, sin embargo, miran atrás y dan las gracias por haber podido ser portadores de esos legados. Cayetana Guillén, premiada por “Atención Obras” junto a Sara Núñez, Verónica Forqué, premio de Cinematografía, Estrella Morente, premio Duende o Diego RJ, premio al mejor programa de radio por “El Sótano”, tuvieron palabras para quienes posibilitaron que podamos disfrutarlos, o sea, para sus padres.
El Quijote no necesita reivindicación alguna, pero sí es conveniente cada cierto tiempo recurrir a él, releer su enseñanza, su maestría y ver cómo le sienta su discurso al tiempo en el que vivimos: como un guante. Eso fue lo que hizo Adolfo Domínguez en su alocución tras recoger el premio de literatura por “Juan Griego”, un libro cocido (o cosido) a fuego lento durante treinta años. Un premio por desnudarse, un día después de haberle sido concedido un premio por vestir, el “Premio Nacional de Moda 2019”. Sex Museum sumaron el premio Viviendo en la Era Pop al que ya disfrutan a diario por poder vivir de lo que les gusta, aunque no se hayan hecho millonarios. José Ramón Pardo, tío de los hermanos fundadores, recogió el merecidísimo premio de periodismo, y lo celebró con doble shot de Tequila.
Antonio Najarro se marchó del escenario bailando por bulerías, con su premio de danza en la mano y Ladilla Rusa recogieron el suyo (mejor canción del año por “Kitt y los coches del pasado”) riéndose de su propia sombra, como debe ser, pero reivindicando la libertad y la tolerancia. La Fura dels Baus apelaron al trabajo y a la renovación al recoger su galardón de Artes Escénicas y Christina Rosenvinge agradeció a su editor el haber encauzado su inicial idea de hacer una recopilación de sus letras para que derivara en “Debut”, su primer libro.
Otros premiados que subieron al estrado a recoger su estatuilla fueron el cineasta Isidro Ortiz, como abanderado de la cultura extremeña, Javier Mariscal en la categoría de Artes Plásticas, Arancha Moreno, orgullosa de la locura que supone publicar cada tres meses una revista musical en papel, Cuadernos Efe Eme, premiada como mejor publicación del año o Isabel Muñoz, quien recogió su merecido premio de fotografía acompañada de su hijo. En nombre de Enrique Urbizu y Sybilla, premiados en la categoría de serie de tv (“Gigantes”) y moda respectivamente, recogieron sus premios el director Fernando Colomo y Adolfina.
El último premiado, en reconocimiento a toda una trayectoria, Loquillo, reivindicó la naturaleza moderna y transgresora de la Barcelona en la que se inició en el mundo de la música y del rock and roll, a la vez que tuvo palabras de sincero agradecimiento a dos figuras clave en su carrera, dos promotores: Gay Mercader y, sobre todo, Segis, la persona que le descubrió y le dio la alternativa en el Café Tabú en 1978, fallecido hace dos meses. Luego bebió su chupito de Tequila, mordió su clavel y se cerró la gala de la decimocuarta edición de los premios Pop Eye.»
Texto: Juan Carlos León
Fotos: Ágata Sandecor