Previously on «Mantín»:
El jueves pasado fui a renovar el DNI, 10 años después de la última vez. En Camas, además, pueblo incómodo donde los haya. La verdad, me daba igual renovarlo o no, cambiar la foto o no, tan solo quería hacer justicia y cambiar MANTIN por MARTIN, en el nombre de mi padre (como la peli). Así, cuando estaba tomándome los datos le dije al hombre, señalando tímidamente con mi dedito:
– Oiga, esto…, ya que estamos, cambie el MANTIN por MARTIN, si no le importa, que llevo 10 años arrastrándolo – sonrisa falsa acompañando la frase.

Mi carnet antiguo
– ¿Cómo? – la alerta de «trabajo extra» se activó en su cabeza de inmediato
– Si, en el nombre de mi padre, ya ve, está equivocado. Una N por una R, qué tontería,¿verdad?. Ya lo dejamos bien escrito. Nadie se llama Mantín.
– Ah, no, eso no se puede hacer. Debería usted venir de nuevo con el libro de familia – me sonó a posguerra esa frase, con el HTML 6 a punto de ver la luz – .Yo no puedo hacerlo, y además, igual Mantín es un nombre.
– Sí claro, ahora existe San Mantín – le contesté, jocoso, empezando a asumir mi destino.
– ¿Quién te dice que en Groenlandia o por ahí no existe? – encima de que le quitan la paga de Navidad, tenía ganas de bromas el funcionario, mientras me apretaba el dedo contra el cristalito para tomarme la huella.

Mi nuevo carnet
Resignado a mi suerte, salí de la oficina del Ministerio del Interior y dejé Camas atrás.
Y te llamas Juan Canlos, reconócelo
Yo ya creo que de verdad tu padre es Mantin, tú eres el que vives una realidad paralela. ¡Qué bueno!