La Policía, cuanto más lejos, mejor

Hoy es el día de «La canción de la semana», pero, como en cualquier medio de comunicación (…) la actualidad manda, y he de relataros lo que me ocurrió anoche. Más adelante subiré la canción, que es mu bonita.

Fui a tomar unas cervezas con Rakel (ya la tengo en el bote) al bar cerca de casa, regentado por un guiri y frecuentado por guiris (aún no hemos descubierto si australianos, británicos o americanos), así bien montado, acogedor, y con relativa buena música (The Eagles son los Ramones al lado de La Quinta Estación, oigan).

Pues bien, cuando iba por la segunda y miraba absorto un partido de hockey sobre patines en la pantalla gigante (la comunicación en la pareja, la asignatura pendiente del siglo XXI…), entran dos policías locales, pero locales locales, que os lo digo yo. Me volví y los vi entrar, pero es que uno de ellos se vino hacia mí directamente (¿me habrá visto tocar en algún sitio?, ¿me pedirá fuego?, ¿me ama quizá?).

– Por favor, ¿me puede mostrar su DNI?
No le digas NO a un policía.
– Si, claro, pero, ¿puedo saber a qué se debe? – sacando la cartera, y cayéndoseme al suelo toda la droga y la estampa de la Virgen del Rocío sin ojos.
– Sí. Hemos recibido una denuncia contra usted. Ha sido denunciado por intento de agresión.

Rakel enseguida buscó las cámaras ocultas, pero nada, la mollera cuadrada del poli era lo más parecido. Yo miré a la camarera, por mirar a alguien.

– ¿Intento de agresión? ¿Yo? – en verdad estaba fundamentado. Co mi físico sólo puedo ser acusado de intento, no de agresión… Además, la última vez que me pegué con alguien fue en los scouts, por querer llevar la bandera de la manada. Y me dieron pal pelo, claro. Pepe el Cabeza fue. Buena gente.


La cara que se me quedó cuando me acusaron de intento de agresión anoche

– Sí, hemos recibido una denuncia – mientras apuntaba los datos en una libreta -. Pero yo le tomo los datos y hago unas comprobaciones ahora, no se preocupe -. Mientras tanto, su compañero hacía lo mismo con un guiri rubio de metro ochenta (ese sí tenía que pegar bien). Algo fallaba, ¿no?.
– Pero oiga, esto es un error, yo vengo de Mercadona – recomiendo los yogures líquidos Hacendado, ya que estoy.
– Igual es una confusión, no se preocupe – todo esto sin mirarme. La cerveza se me acababa.
– Seguro que es una confusión, se lo digo yo -tranquilo pero encabronado, a punto de liarme a ostias con él. No ome, es broma.

Ahora la parte (más) surrealista:
– ¿Cómo se llama su padre? – anotando en su libreta. Ahora era yo el que buscaba las cámaras.
– ¿Mi padre? Ahí lo pone, Martín – ¿Pero esto qué es?.
– No, aquí pone MANTIN -me dice, como si no hubiera más problemas en el Mundo.
– No, es Martín, mi padre – (el calvo).
– Pero aquí pone MANTÍN – me vino la cabeza la escena de «Toma el dinero y corre» cuando Woody Allen va a robar el banco con la nota manuscrita.

En este punto prefería estar en un calabozo, créanme.


Mi padre, MANTIN, y yo, hermafrodita (Varón – Mujer)

El compañero se acerca a él y le dice algo al oído. Y el nota me dice a mi:
– Parece ser que ha sido una confusión, y no era usted el denunciado. Nos habían dicho el rubio y el compañero – coño, por estar al lado del guiri me comí el marrón.

Y le dice al compañero: «¿Pero no era el de los pelos?» El tacto a flor de piel. ¿Qué pasa? Me hace falta un pelado, sí, pero, ¿qué pasa?, ¡¡no me pelo, cojones!!. Además, ni tengo melenas ni nada (y a ella(s) le(s) gusta más así…juju).

Para mas inri, el compañero, delante mía, le dice al poli, «Pero le has dicho que salga fuera y se lo has explicado, ¿no?». Vamos, que le preguntaba si se había leído el Manual del Buen Policía antes de actuar. «Pues no». Me hizo quedar como un delincuente delante de todo el público (en verdad me pone, no crean) por su ineptitud y sus malas maneras.

Al final me devolvió el carnet y me pidió disculpas, y se llevaron al guiri y a otro amigo (que no se parecía en nada a mí, por cierto). Si queréis saber el por qué: unos niños estaban jugando a la pelota fuera, y le dieron golpes al coche de uno de ellos, y salieron del bar a acojonarlos un poco, y éstos le denunciaron.

Y mientras eso pasaba, habría atracos, gente a 180 por hora en la carretera, robos en comercios, gente pegándole a sus parejas…

Y yo, explicándole a un policía que mi padre se llama Martín y no MANTÍN.

7 comentarios

  1. JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA,¿estas abducido por sucederte todas las cosas surrealistas?la verdad es que te lo he dicho con todo lo que cuentas puedes escribir miles de canciones,animate cohone.
    Mañana nos vemos tempranito

  2. ….ejque la edá no perdona Lyon…y se te está poniendo caramakarra…..jajajaja….la verdad es que yo siempre sospeché que te molaban las dos aceritaaasssss!!!…..jujujujuju…..vamos que el policía/administrativo que te tomó los datos , aquel fatídico día que renovaste el carnet, estaba un poco graciosillo….lo de los pelos me ha recordao la peli easy rider…en la que las «greñas» de los protagonistas les crearon muchos problemas…..peliculón por cierto…bueno chavá….me alegro de no tener que llevarte el bocata lima al talego…un bezote!

  3. JAJAJAJA…Es verdad…Lo de Mantín parece sacado de una escena de Toma el dinero y corre…Me he hartado de reir con todo lo que has escrito…Sorry.Es lo que tiene uno cuando le pasan cosas tan surrealistas como esta…Y eso que tienes una cara de lo más normal para pasar desapercibido.Si te llegas a parecer a el Dioni…jejejejejejejejejejejejejejeje

  4. Ahora nada más que por la conversación de besugos sobre MANTIN mereció la pena pasar el mal trago, que «jartón» de reir nos dimos.

  5. Fue surrealista total, aún te dan ganas de llevar a cabo ese intento de agresión contra el chulo ese….

  6. Suena a cachondeo pero el mal rato seguro que aún no se te ha quitado.Yo también tuve una parecida…

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