El ome y la tierra (Día 2)

Ya lleva 24 horas entre nosotros, y el pequeño Ron se está aclimatando a la vida sedentaria y semiburguesa. (No os penséis que os voy a abrasar con la vida de Ron, como cualquier bloguero del montón, esto es sólo por la novedad, los 176 primeros días de vida, ome)

Pero ayer viernes por la tarde tuvimos un incidente escalofriante. Si habéis visto la excelente película "Al final de la escalera", el protagonista John Russel (George C. Scott. De pie, por favor) coge la puta pelotita de tenis que baja sus escaleras y la lanza al río, esperando no verla más. Cuando vuelve a casa, ve aterrorizado cómo la pelotita está bajando de nuevo sus escaleras. Si lo trasladamos a nuestro caso pajaril, ayer por la tarde abrí la puerta de mi casa, y me veo una criatura exactamente igual que Ron, en la misma postura y en el mismo sitio exacto, en la baranda del porche de la casa. El corazón me dio un vuelco. ¿Tendremos familia numerosa a este paso?. No. Al acercarme a la desdichada cría, ésta había fallecido del golpe, y había un pequeño charquito de color oscuro cercando su cabeza. No tuvo la suerte de Ron. La suerte de los campeones.

En el video de hoy podéis ver cómo va cogiendo soltura el pequeño, e incluso se anima a bailar al son de Tom Waits (muy de moda últimamente).

Con vosotros, Ron y "16 shells from a Thirty-Ought Six"

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