En un autobús del Inserso, repleto de ancianos, una abuelita se levanta de su asiento, le toca el hombro al chófer y le ofrece un buen puñado de cacahuetes sin cáscara. El chófer sorprendido le da las gracias y se los come con agrado.
Cinco minutos después, la abuelita repite, el chófer vuelve a agradecerle el gesto y se los come.
Al cabo de unos diez puñados, el chófer ya no puede más y le pregunta:
– Dígame abuelita, es muy gentil de su parte atiborrarme de cacahuetes pelados, ¿pero usted no cree que a lo mejor sus cuarenta amigos y amiguitas querrían también unos pocos?
– No joven, como no tenemos dientes, sólo les chupamos el chocolatito
JAJAJAJAJAJAJAJA ME MEO TOOOOOOO
Dime qué es maravilloso QQ…DIMEEEEEEEEEEEEE.¿No tener dientes?¿O tener amigos que cuentan chistes que provocan fatiga que ni el Primperán te quita?Que como yo cuente cosas asquerosas de quirófano…os váis a cagar….He dicho.
¡esto es maravilloso!
Un poco repugnante ya es, eso hay que avisarlo ome que a agata se le habrán revuelto las tripas después de cenar.
JA JA JA JA JA JA …..
ASQUEROSOOOOOOO….QUE ACABO DE CENAR….COONEESSSS…..LA MARE QUE TE PARIÓ……Y A LOS ABUELOS DEL INSERSO.………..