Hay dos tipos de emociones conjuradas a la hora de ver un concierto. Por un lado, la que te transmiten las canciones, la interpretación, o sea, el motivo del concierto; y, por otro lado, está la emoción de la incertidumbre, de qué pasará hoy, de la sorpresa.
Richard Hawley generó el máximo respecto a las primeras, porque era lo previsible, dados sus dos últimos álbumes, «Cole’s Corner» y «Lady’s Bridge», en cuyas perlas se centró el recital, comenzando por «Valentine» (comienzo premonizado por mí horas antes!!! Hay testig@s). Era su último bolo de la gira, y estaba deseando volverse a Sheffield a comer «fish and ships», con lo bueno que está el salmorejo.
Cuando la gente sale con una sonrisa en la boca de un teatro después de estar dentro una hora y media es que algo bueno ha pasado dentro. Y así fue. No por esperado tiene menos mérito el concierto. Richard supo mantener la tensión en el público a base de baladas y medios tiempos, haciendo llorar a su Gretsch con solos que te transportaban a California, a Memphis, a yo que sé. Y, cuando no era él, era Shez Sheridan(ojo, me lo puedo haber inventado y todos contentos) quien decoraba las canciones a base de guitarrones de 12 cuerdas o del sublime arreglo de steel guitar en «Lady’s Bridge». El track list, pues bastante claro. Coged lo mejor de «Coles Corner» (¡todo no, sólo lo mejor!), y lo mejor de «Lady’s Bridge», trasladarlo a un teatro, y ahí tenéis el concierto. El único de la gira en España.
El otro componente emocional al que hacía referencia es el de la incertidumbre. La verdad es que no era el concierto adecuado para explotar esta vertiente. Encorsetados en un teatro, sentados, sin poder beber, si poder ver al músico desde distintos ángulos, y, lo más importante, sin una batería de canciones dadas a la sorpresa, no era lo más fácil. Pero es que tampoco me seduce la idea de ir a un concierto y «que suene igual que el disco», como así ocurrió. Ya sé que es pronto para que Richard se canse de sus canciones y les dé la vuelta en directo (como hace Bob Dylan, que no eres capaz de reconocer «Like a rolling stone» en un concierto suyo hasta que no dice eso de «How does it feel?…»), pero sí se hubiera agradecido por mi parte algunos guiños o reformas en algunas de ellas. Aunque a decir verdad, las dos veces que esto ocurrió, el teatro se vino abajo en medio de un clímax instrumental perfectamente tejido. La primera vez, en «Our Darkness» (dedicada a su padre recientemente fallecido), corte de su último disco.
Como primer tema del obligado bis, Richard se metió en la piel de Rick Nelson y nos hizo sentirnos desgraciados, solitarios y con los corazones rotos, cantando «Lonesome Town» él solo con su acústica.
Y para rematar el concierto, al AS guardado en la funda de la guitarra. Algo sublime, épico, para grabarlo en la retina y para que no pidiéramos más (y lo consiguió). «The Ocean». Hasta se me cayó la gorra al suelo.
Richard Hawley – «The Ocean»
El siguiente video, «Oh my love», está grabado (furtivamente, claro) por mí y se oye mucho mejor que el anterior (aunque está incompleto).
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Richard Hawley – «Oh My Love»
ok gracias
si, es esa, el concierto me gustó mucho, aunque no conocía todas las canciones, me encantaron los tiempos medios más intensos
Art, creo que la canción que dices es «Oh My Love», la que grabé yo en video, poque recuerdo que se me acabó la memoria y no pude grabar «The Ocean», que fue la siguiente.
magnifico concierto
y estupenda coleccion de guitarras
en los bises, que canción sonó entre lonesome town y the ocean??
valentine es puro roy orbison
Pues menos mal que llevabas tu móvil cargado, Pedro, así alguien pudo inmortalizar la traca final. Yo me quedé sin batería en la cámara justo antes de «The Ocean».
Muy bonito concierto. Que bien canta el chiquillo. Y ese The Ocean que suena tan regular es mío 😉
Que se le va a hacer… no se le puede pedir mucho más al movil y a la furtividad 😉
Y no me canso de decirlo, gran conciertazo el de Richard Hawley.
Y el 15 de abrril Paul Anka…..
Por cierto que tienen buena pinta los Einstürzende Neubauten.
El Cervantes está trayendo cositas, la putada es ver según que conciertos sentados en butaca.
Que envidia. Por cierto, el 5 de mayo en el mismo teatro tocan los Einsturzende Neubauten. Yo voy seguro. Málaga está que arde.