Gracias a mi amigo Ricky he descubierto al colega este, Mark Berry, que graba videos metiendo pelotitas en vasos de las formas más inverosímiles, entre otras cosas.
Si me entero de que vive de eso, me replantería mi existencia, y su sentido.
Gracias a mi amigo Ricky he descubierto al colega este, Mark Berry, que graba videos metiendo pelotitas en vasos de las formas más inverosímiles, entre otras cosas.
Si me entero de que vive de eso, me replantería mi existencia, y su sentido.
Porque llegó tarde a mis manos el álbum «Ga ga ga ga», de Spoon, que si no hubiera entrado en mi Top 10 del 2007 (sacando a Sondre Lerche del mismo a guitarrazo limpio).
De hecho ha estado presente en la mayoría de listas que la gente y revistas aburridas hacen a fin de año, entre las que me incluyo.
Este es tema un clarificador de la línea del disco en cuestión. ¿Indie pop americano? Pues bueno.
Dadle las gracias al chaval (Austin Rathbone & Co) que se ha currado el video y lo ha colgado en Youtube, porque según él, la canción merecía un video musical. Según yo, también, pero yo soy un vago.
Gente así hace falta por el mundo, ome.
Buen fin de semana.
En aygolive.net, los músicos y artistas dan su lista de 10 canciones que le motivan en un momento dado.
Está bien para combatir el aburrimiento y ver por dónde le da a cada uno. Aquí os dejo un par de ejemplos (Paul Collins y Antonio Vega), pero hay muchísimos más en la página, para todos los gustos, y, además, podéis oir los temas, cosa que aquí no, porque es demasiado trabajo para mí.
| Paul Collins selecciona 10 canciones para limpiar su casa: | |
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1. «Sonic Reducer» – Dead Boys 2. «(I’m) Stranded» – The Saints 3. «Nadine» – Chuck Berry 4. «Mongoloid» – Devo 5. «Back In The USSR» – The Beatles 6. «Good Vibrations» – The Beach Boys 7. «Suzie Q» – Creedence Clearwater Revival 8. «Cadillac walk» – Mink DeVille 9. «She`s a Rainbow» – The Rolling Stones 10. «Hangin on the Telephone» – The Nerves |
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| Antonio Vega selecciona 10 sueños cazados al vuelo | |
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1. «Jessica» – The Allman Brothers Band |
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| Iranzu Valencia (La Buena Vida) selecciona 10 temas ideales para escuchar/cantar por la calle | |
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1. «Starman» – David Bowie |
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A los 91 años de edad.
Tuvo el «honor» de que The Beatles le «dedicaran» este temazo, «Sexy Sadie», en el que le decían de todo menos bonito (decirle bonito tampoco hubiera sido muy sincero…).
Sexy Sadie what have you done
You made a fool of everyone
You made a fool of everyone
Sexy Sadie ooh what have you done.
También he leído que Lennon le atacó con esta canción porque el Yogui intentó tirarse a Mia Farrow de malas maneras.
Pues eso, que este hombre les puso boca abajo en la India a base de sermones y LSD. Aunque se quedó con ellos, bajo su «tutela» vieron la luz un puñado de buenas canciones, enormes canciones, rematadas con esta:
Hoy me ha dado por hacer un Top 3 (cosa difícil con cojones) de cantantes atractivas, o sexys, o como queráis llamarlo. Que me gustan, vaya.
Si lo hiciera mañana, esto cambiaría seguramente, pero como lo hago ahora, estas son las tres que se me han venido a la cabeza.
Ya haré otro Top 3 «pensando en ellas» (iré pensando, iré pensando).
Marianne Faithfull
No tenía mal gusto Mick Jagger, pardiez. Fragilidad de hierro en esta mujercita con voz trémula y ojos tristes. Y colocados, diría yo…
Lio
Me enamoré de ella con 10 u 11 años, cuando apareció en Aplauso cantando «Amoreux Solitaires» vestida únicamente con un camisón. Hoy día los niños de esa edad tienen a Natalia, de OT, pero me quedo con la belga. Con ele.
Suzy Quatro
No es espectacular, pero tiene algo. Aparte, toca el bajo, viste en cuero negro y canta. Y mola. Maja, es el adjetivo. (Si hubiéramos hecho un biopic en España sobre Suzy Quatro, Emma Suárez la hubiera encarnado a la perfección)
El Top 3 se convierte en Top 5, porque entran:
Susanna Hoffs
Poco que objetar sobre Susanna. Aparte de guapa (de estas que dan coraje), va vestida de negro y con una Rikenbacker negra. En The Bangles enamoró a más de uno de mi generación. En la actualidad, no sé que se ha hecho, que no me gusta. Atentos a cómo ME mira en el segundo 45 del video.
Chan Marshall (Cat Power)
Esta es joven, guapa, tiene calidad y clase (coño, parezco José Luis Moreno, «el cardenal»). Los seguidores de carleso.com más jóvenes (sé que sois dos), optarán por esta chica. Yo también optaría por ella. ¿Puedo optar?
Parece que en todas las quinielas se postula el británico Daniel Day Lewis como ganador al Oscar al Mejor Actor por su papel en «Pozos de ambición» (película que algún día veremos en España…)(el 15 de febrero en concreto).
La verdad es que es un tipo que cae bien, aparte de ser un tremendo actor (Quizá un poco sobreactuado. Es lo que se dice de los grandes, al fin y al cabo). Y transmite una cierta sensación de integridad y serenidad, aunque luego en el fondo igual es un cabrón. Somos tantos asín… 😉
No voy a repasar su trayectoria, pero sí un dato que muchos conoceréis, y otros no: En 1997, tras rodar «The Boxer», y en pleno auge profesional (con un Oscar ganado con el sudor de su pie izquierdo…) y personal, se retiró, exhausto del negocio, del bissness, y se marchó a Florencia a trabajar de zapatero.

No le costó mucho convencerlo a Scorsese (con quien había trabajado en «La edad de la inocencia»), Harry Weinstein(quien colaboró en la producción de «Mi pie izquierdo») y Di Caprio para que volviera a actuar, encarnando el simpático papel de Billl El Carnicero en «Gangs Of New York», para lo cual se preparó a conciencia: trabajó durante varios meses en una carnicería en Londres para aprender a cortar la carne correctamente («¿Me pone cuarto kilo de escalopines, señor Day?»)
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«Por primera vez en la historia, la agencia espacial estadounidense (NASA) se dispone a transmitir una canción – «Across the Universe» de The Beatles– al espacio profundo utilizando sus potentes medios de radiofrecuencia, con la esperanza de que una muestra de la música humana pueda ser escuchada -y quién sabe si apreciada- por algún ser inteligente al otro lado del Universo. Paul McCartney ha felicitado a la NASA por la iniciativa: «Enviad mi amor a los alienígenas».
Esta insólita transmisión a cargo del Programa de Espacio Profundo de la NASA se efectuará hoy lunes, 4 de febrero (una de la madrugada del martes en España) como parte de la conmemoración del 40 aniversario de la grabación por The Beatles de la canción «Across the Universe». De paso, también serán conmemorados otros dos aniversarios, el lanzamiento hace 50 años del primer satélite estadounidense, el Explorer 1, y los 45 años de existencia de este departamento de la NASA. La transmisión se dirigirá a la Estrella Polar, que se ubica a 431 años luz de la Tierra. La canción viajará por el Universo a la velocidad de 186.000 millas por segundo.» |
A la información anterior, de una agencia de noticias, añado yo: en España conseguiríamos mejores resultados si, por ejemplo, lanzáramos al Hispasat o al alguna bola de estas nuestras que hay en el espacio (si es que tenemos alguna) un buen CD recopilatorio de Camela, por ejemplo. No tenemos nada que perder, si aplicamos mis teoremas:
a) si no hay vida en el espacio, da igual que mandemos a The Beatles, a Rostropovich o a Camela, que se perderán en la inmensidad de la Galaxia, pasando a formar parte de la «basura espacial» (que por cierto, ya va siendo problemático este tema, según los expertos. Es que somos lo peor, el ser humano)
b) si hay vida ahí afuera, es más probable que reaccionen y se manifiesten (en el sentido más manifestante de la palabra) si inundamos el espacio con canciones de Camela (con lo que llegaríamos al «cabreo espacial»), que con canciones de The Beatles. Mientras mandemos cosas de calidad, los marcianos, encantados; pero imagináos a un alienígena haciéndose el colacao a las 6 de la tarde tan tranquilo en su planeta, y que de repente empiece a sonar sin saber por dónde, «Te prometo el Universo» (además, esta canción precisamente!!). El contacto con ellos estaría garantizado. Aunque me temo que no contactarían de buen rollo…
Hala.
A descargar adrenalina. Después de unas semanas tildadas por much@s de vosotros 11 de titubeos pop-melódico-babosos, que os den a todos y que os dé un subidón de rock’n’roll de la mano de los neoyorkinos The Mooney Suzuki.
Que estamos ya a viernes.
Son unas fieras del escenario, igualito que The Refoundations, que en breve estarán dando brincos similares por salas de todo el mundo, o de toda España, o de toda Andalucía. Bueno, al menos en San Fernando y Jerez sí lo tenemos confirmado.
Algo es algo, ome.
La ceniza del cigarrillo caía periódicamente sobre el arriate que bordeaba la terraza de mi habitación del Aparta Hotel Los Jerónimos. Su ubicación, cercano al Museo del Prado y colindante a la Iglesia de Los Jerónimos, sumada a la tranquilidad del entorno, convertía el lugar en el sitio idóneo para la «operación» que estaba a punto de realizar. Desde mi posición pude ver cómo se acercaba arrastrando los pies el hombre que supuse sería mi contacto: Damián, un antiguo profesor de Arte, hoy reconvertido en marchante y comprador de obras al servicio de un misterioso personaje. Acaudalado, por supuesto. Uno de los fantasmas de las subastas, imaginé.
El timbre sonó a la hora acordada. Apagué el televisor (no daría muy buena imagen a mi interlocutor si hubiese dejado conectado el programa que estaba viendo, presa del aburrimiento) y abrí la puerta con cierta ansiedad. Frente a mí, embutido en un abrigo gris demasiado largo (casi le tapaba los zapatos), se encontraba él. Nada más verme y, mientras le tendía mi mano y le invitaba a entrar, su gesto fue adquiriendo primero un aire de seriedad, y luego de cierto estupor. Al principio pensé que le recordaba a alguien y de ahí su sorpresa. Y al final descubrí que realmente era así.
– Supongo que ha traído la cantidad acordada – sus ojos pequeños y redondos no dejaban de mirarme mientras tomaba asiento -, y en efectivo.
En este punto he de contaros el motivo de mi encuentro con Damián. Mi papel en el asunto era hacer de simple correo entre mi jefe y Damián, porque, aunque entendía de Arte, mi conocimiento quedaba fuera del radio de acción de la transacción encomendada. Estaba a punto de adquirir la única obra de Filipo Bertematti, «Autorretrato», fechada en 1449. Bertematti fue un oscuro pintor renacentista, muy amigo de Pisanello, marcado por el hierro de la Inquisición. Se rumoreaba que sus pinturas invocaban al diablo y fue citado a declarar varias veces ante el Santo Oficio. Cuando se hizo pública su culpabilidad y estaba a punto de ser apresado en su casa-taller de Verona, Filipo prendió fuego a todas sus obras y se arrojó por la ventana, portando con él únicamente el lienzo que me disponía a adquirir, su autorretrato.
– Estoy impaciente por verlo -le dije mientras le acercaba el bolsito con el dinero acordado y le daba un trago a la copa de vodka.
Tras revisar el bolso, Damián abrió la maleta rectangular de la que no se había separado en todo momento, sacó el lienzo y me lo entregó sin mirarme a los ojos. Iba enfundado en una especie de marco de cartón duro.
He de confesar que me estremeció la primera visión de la pintura. «Autorretrato». El rostro que Filipo había trazado quinientos años antes era sorprendentemente parecido al mío. SU propio rostro era casi idéntico al mío. Podía diferenciarnos su pelo, más largo y cobrizo, y su mentón, mucho más poblado que el mío. Pero no el conjunto de facciones, la expresión, la mirada semidistante…

– Supongo que notó el gran parecid…. – me volví hacia Damián para expresarle mi estupor, pero no estaba. La puerta de la habitación estaba abierta. Damían se había ido.
Me dejé caer en el sofá, con la distancia medida para llegar a la copa con la mano, y con la mirada fija en el lienzo, en los ojos del pintor, en mis ojos. Allí permanecí no sé cuánto tiempo, no sé cuantos vodkas, mirándome a mí mismo, hasta que decidí no darle más vueltas y achacarlo todo a una asombrosa coincidencia. ¿Qué iba a ser si no?
Pronto el sueño me envolvió y me llevó a sus dominios. Me transportó al siglo XV, y me vi de repente en medio de la Piazza delle Erbe de Verona, sudoroso, huyendo de la multitud que me empujaba y golpeaba. Pude llegar a mi casa que, lógicamente, no era mi casa, era SU casa, llena de lienzos y pinturas demoníacas, que me hablaban. Me vi impregnándolas de disolvente, riendo como un orate, prendiéndoles fuego, salvo mi autorretrato, el cual guardé bajo mi jubón. El ambiente comenzaba a ser sofocante, y me asomé a la ventana, desde donde podía ver a la multitud expectante, aguardando mi trágico final. De repente comencé a oír sirenas, a la vez que se iba nublando la vista. Del sueño había pasado a la realidad, y me encontré de pie, intentando abrir la ventana de mi habitación, asfixiado por el humo. Toda la estancia estaba ardiendo y yo intentaba abrir la ventana, mi única salida. Pude ver, igual que en mi sueño, a un grupo de personas agolpadas frente al apartahotel, señalando hacia donde yo me encontraba. Por fin pude abrirla y sacar la cabeza fuera, el tiempo justo para poder ver cómo se acercaba la grúa del camión de bomberos, y a un tipo con un abrigo gris hasta los pies que se alejaba apresuradamente sin mirar atrás. Luego me desmayé.
Continuará… O no.
Extraído de «Ningún Sitio», una colección de palabras nunca realizada
(Coñazo de blog, ¿eh?)
Recuerdo que hace más un año discutía con una amiga acerca de Astrud. Ella los defendía y yo los masacraba (la verdad, sin haber oído mucho de ellos, solamente cosas que te van llegando, aunque reconozco que era lo suficiente como para masacrarlos).
Y, bueno, no es que me gusten (mucho) ahora, pero sí que he cambiado mi forma de mirarlos. La verdad es que no sé si son unos caraduras, unos genios, o si tienen talento o poca vergüenza. Lo cierto es que me he reído escuchándolos, y ya es mucho. Le reconozco su mérito, sobre todo en la creación de las letras (echad un vistazo a «La boda», «Quedamos así», «Te he grabado un CD»…). Luego la música te puede gustar más o menos, o la voz del cantante, o la instrumentación (bastante deficiente, por cierto). Además, tienen una legión de seguidores incondicionales que les idolatran (tampoco es para eso, ome).
Ya el colmo ha sido ver el vídeo de «Hay un hombre en España (que lo hace todo)». Atentos a la letra e imágenes. Supertitulado en castellano y subtitulado en chino además. Se me han saltado las lágrimas.
Os habéis merecido un hueco en carleso.com, Astrud.