Llegar a casa borracho y comer

El título ya lo dice todo, ¿no?.

Supongo que muchos de vosotros habréis pasado por la experiencia de llegar a casa después de haber bebido (más, menos, más borracho, menos borracho, da igual), y sentir un hambre atroz, aunque uno haya cenado bien y a su hora.

En estos ataques de hambruna etílica, lo usual es abrir la nevera y coger lo primero que se ve (que muchas veces es nada). Así, lo más fácil es atacar la ensaladilla (un lujo a esas horas de la noche) o los huevos rellenos (no te digo ná). Otro manjar a esas horas son las croquetas frías, o restos de tortilla de patatas, fría también, por supuesto. Aquí acaba lo fácil. El segundo nivel está en cortar cosas: chorizo, salchichón, jamón (en borracheras post-cesta de Navidad claro). Aquí corre uno el peligro de cortarse, pero se asume con gusto. El tercer nivel es más laborioso: la ensalada, que a veces también ha caído. Cortar lechuga, tomates, pimientos…y sumergirlos en vinagre y comérselo viendo Tele Tienda (qué fácil es ser feliz, coño).

El último nivel, al que he llegado también, es cocinar. Sacar la sartén, el aceite, calentarlo, y freír huevos, pimientos, cebolla, croquetas…Ya aquí se nos suele ir la mano y echamos todo que vemos en la encimera. Como anécdota reseñar que en mi etapa de estudiante, en un ataque de borrachera-hambre de nivel 3 freímos el reloj de mi gran amigo Manuel, sin que éste hiciera nada por evitarlo. Tan sólo preguntaba "¿Por qué?", pero se quedaba embelesado mirando su reloj asarse en la sartén al lado de los filetes. Al mismo tiempo, otro amigo, Pato (hoy día Angus), dibujaba el plátano de Andy Warhol en la pared del salón con un rotulador, firmándolo con un "Yo no he sido (Pato)".


Esta imagen se hizo realidad años ha

Poco más tengo que decir. En todo caso, leer vuestras experiencias.

 

21 comentarios

  1. Jajaja, Iñaki, tu presencia aquí era obligada!!
    Lo del reloj fue en el núcleo Santa Ana, si no recuerdo mal.
    Del piso de las ratas habría material para un blog temático desde luego…

  2. Carlos, lo del reloj fue en el piso de las ratas?. Aquello daría también para un libro…

  3. Jajajaja, muuuy buenas anécdotas borracheriles.
    Yo la verdad es que tengo unas pocas pa contar (un día de estos) y creo que he sido capaz de comer cualquier cosa que se pusiera a tiro en la nevera a las 6 de la mañana, cuando llegas desmayaó eres poco escrupuloso.
    Las mezclas alimenticias mas inverosímiles!!!

  4. Hay que ver las perrerías que le hacíais a mi pobre Manué….ende luego!…aprovecharse así del pobre «Abuelo»… jajajaja…no sabia yo de esa fritanga de reloj!!!….vaya colgaos!!…el hambre porruna es mu mala….te comes lo que sea!!…

  5. Las gambas nasales están muy caras.Poca gente las cocina así…jajajaja.
    He de confesar que cuando peor lo pasé fue cuando me tomé más de una copita de anís…En este caso creo que fueron tres.Era Navidad.Ojú qué malita me puse.El «dos caballos» amarillo me parecía una atracción de feria.Tipo Vikingo.No os preocupéis,yo no conducía.Ni yo ni nadie.El conductor,un chico muy guapo y alto que conocéis,no tenía pinta de arrancar.Porque estaba parado el coche y ya «pa mí»que se estaba moviendo.Yo no podía cerrar los ojos.Mientras más los cerraba más se movía todo.Pero si los abría veía al chico alto y guapo descojonándose de mí.Eso me cabreaba enormemente.Juro que si las cosas no se estuvieran moviendo tanto(para mí,claro)un guantazo se hubiera llevado el muchacho en cuestión…Pobre.Esperó a que se me pasara el colocón para llevarme a mi casa.Si mi padre me hubiera visto así…el guantazo me lo hubiera llevado yo…Desde entonces,cuando veo un mono me mareo…(El anís que tomé fue el del mono).

  6. Y salió el tema de las gambas.
    *Aquí el protagonista soy yo. Nuevamente en la adolescencia. El cebollón de porros que traíamos era el habitual y el hambre que te provoca el cannabis también. Mi hermano y yo hacemos un asalto desesperado a la nevera acordándonos del resto de paella que mi madre hizo el día anterior. Por supuesto ni nos molestamos en calentarla.
    La típica risa histérica del adolescente muy potenciada por el jachís, juntado con las ansias de tragarlo todo a la máxima velocidad posible hizo que el bolo alimenticio con el que se peleaba mi boca fuera a para al conducto que no era. Por un momento creí que me ahogaba, situación que resolvió mi hermano con una colleja que sonó como las de Bud Spencer.
    Acto seguido fuimos a nuestro cuarto. Pero teníamos que cruzar el salón. Durísima prueba, pues teníamos que pasar frente a nuestra madre que estaba viendo la final del Roland Garros.
    Al principio apenas nos respondió al mecánico «Hola Mamá», pero cuando ya casí llegaba al pasillo la voz de mi madre me para en seco y me pregunta «¿Que tienes en la nariz?». Me detuve intentando aparentar una naturalidad muy mal actuada y ante mi sorpresa, la de mi hermano y la de mi madre tiré de algo que sobresalía de mi orificio nasal izquierdo. A medida que tiraba ese algo se fue convirtiendo en una lustrosa y húmeda gamba.

  7. El otro día, hablando de esto, me recordó un amigo que una vez se comieron gambas crudas al llegar a la casa de (los padres de) uno de ellos. Le sabían raras, eso sí.

  8. Anécdotas de esas que llegas a casa borracho hay tropecientasmil. Las más jugosas son de la época en que se vivía con los padres. Aquí va una:
    * Con 16 años mi amigo V. y yo llegamos a casa de sus padres casi amaneciendo. Visita obligada a la nevera. Atacamos una olla de pure de verduras que ni nos molestamos en calentar. Con el cachondeo yo me tiro un erupto de los que hacen época. El bueno de V.,picadísimo, intenta superarme haciendo un esfuerzo sobrehumano lanzando lo que iba a ser el eruptazo del siglo.
    ¿Resultado? Echó toda la pota en la olla junto al resto del pure de verduras que la madre tenía guardado para el almuerzo.
    La reacción de V. (tras recuperarse de la traicionera arcada)fue de las que aún se recuerdan. «Mira, guardamos la olla en la nevera con la tapa puesta. Así mi madre no echa en falta el pure. Luego cuando ella salga a currar y nos levantemos vamos a la tienda compramos los ingredientes y hacemos un nuevo pure que estará listo para cuando ella vuelva a almorzar y aquí no ha pasado nada». Yo me fui a mi casa a dormir y V. se levantó a las 15:00 cuando su madre le despertó para almorzar.

  9. Una vez, con el Panqui (qué coño hacía yo con él) nos comimos un paquete de Popcorn de microondas. Estabamos en medio de la avenida Europa. (veníamos de la venta del David el Gordo… ¡andando!) Cuánta energía desperdiciada.

  10. Qué antiguo se ve, ya ni macordaba de ellos.
    Los famosos y aclamados relojes calculadora CASIO, quién no ha tenido uno de ellos.
    Y los de juegos?, símbolo de éxito y progreso, por el que todos los pequeños suspirábamos y por los que salían amigos de debajo de las piedras (mas o menos como hoy con la wii, ps3 y xbox)
    Yo llegué a tener uno de aquellos y creo recordar que mi hermano consiguió uno con agenda.
    Inmortales

  11. Uno que es más vago que toas las cosas del mundo juntas, tiene un truco, que además es este: por la tarde se compra una pizza tarradella (oh paraíso de solteros) y cuando se llega bien pimplado se pone al microondas 2 minutos a tope y aquello se puede comer (obviamente no está tan buena como al horno, pero yo no me atrevo a lo del fuego cuando tengo poca sangre en el alcohol)

  12. abundando en los detalles,era un reloj calculadora reminiscencia de los años de BUP,sin correas(siempre lo llevaba en el bolsillo cual reloj de idem),y con el detalle de que podias tocar agradables melodias con su teclado,ademas de tener uno de los mejores juegos que disfrute(dentro del mundo de los relojes con juegos,claro)

  13. Soy un severo detractor del alcohol pero como joven liberal defiendo el derecho inalienable que cada cual tiene para intoxicar su cuerpo y alma.
    No me atraen los ciclistas: lucen morenos de albañil pero carecen de la recia fisonomía de los buenos albañiles.
    La Séptima se conquistó luciendo la marca Teka en las camisetas.

  14. Nada,amigo.Le mandaremos a su casa otra vitrocerámica para que invite a todos sus amigos que vienen por aquí a una comidita en su casa.A mí me cae genial una chica que se llama Agata.No se le olvide la invitación para ella…

  15. Raymond Dietzen, gran ciclista de la década de los 80, quedó segundo en la vuelta a España en 1987 defendiendo los colores del mítico equipo Teka. Yo me lo encontré entrenando en la avenida de la Cruz Roja, se había perdido, el año en que ganó la Vuelta Álvaro Pino (1986?).
    Siempre me cayó fanomenal la marca Teka.
    Esa es MI vitrocerámica, por supuesto.

  16. Queda usted contratado para ser el nuevo anunciante de nuestros productos Teka.Esta fotografía de una de nuestras vitrocerámicas es genial.¿Nos ha querido transmitir,quizás,que cocinando en ellas se tarda menos y por ello el reloj nos estorba?Es usted un genio.

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