[Camerinos del Auditorium de Forum, Lunes 14 de julio de 2008, 22:00]
– Sr. Waits…ejem…el público empieza a silbar…se está impacientando…llevamos media hora de retraso
– ¿Media hora? ¿Qué es eso después de 35 años esperándome? ¿Qué es eso frente a las 12 horas que esperaba yo en la puerta del Troubadour para que me dejaran cantar sólo 20 minutos? ¿Sabe lo que significa acaso mi apellido? – Tom se vuelve y sigue dándole con un hueso de carnero a una tubería.
[Cinco minutos más tarde]
Tom Waits (aquí pega decir, pero no lo diré, el de Pomona), vestido de negro entero, tocado con un sombrero (ninguna sorpresa, vaya), y su compañía circense aparecen bajo la imaginaria carpa y el auditorio se viene abajo en medio de aplausos sin contención. Lo que durante años había sido una quimera para todos los allí presentes, estaba a punto de materializarse.
Siendo fiel a la coherencia que le ha caracterizado, Tom Waits sabía a lo que se enfrentaba. A miles de personas que querían ver, en dos horas, sus treinta y pico años de carrera. Es lo que tiene no haber venido nunca a España. Tom era consciente de ello, y del precio que todos habíamos pagado por verle. Y también era consciente del estatus que ha adquirido, casi de intocable. Algo que sabe y utiliza a su antojo. Así, montó su circo en un escenario que a mí me gustó mucho y, como maestro de ceremonias del espectáculo, nos entregó al Tom Waits primitivo y aullante (el que Kathleen Brennan contribuyó a crear, o creó, directamente) («Rain dogs», «Make it rain» esparciendo confetti dorado, «Metropolitan glide»), transformó la carpa de circo en un cabaret berlinés («Jockey Full Of Bourbon», «Lie to me»), cogió la guitarra en varias canciones («Day after tomorrow» para acabar, por ejemplo), nos llevó al Motel Tropicana y recuperó al Tom Waits del humo y el alcohol y se sentó al piano, sin humo ni alcohol (ni la voz de hace 30 años), solo, para hacer el paréntesis más folk del concierto, rematado con la increíble «Innocent when you dream», cantada a dúo con el público, totalmente entregado (aunque hubiese sido más idóneo haber hecho eso en una taberna irlandesa, no en un teatro). Totalmente entregado desde el minuto 1 de partido. A un gesto de Waits, todos tocaban/tocábamos las palmas, a otro gesto, todos callados. Solícitos. Si Tom Waits hubiese pedido un café le hubieran llovido 3000 tazas al instante. Me regaló una de sus mejores canciones para mí, «Hang down your head», y una lágrima furtiva se me escapó y cayó al suelo, convirtiéndose en confetti. Yo, que no lloraba desde que el Caramuerto me suspendió Trabajos Manuales en 6º de EGB (hoy día soy todo un experto en trabajos manuales, jojojo….bueno, no nos desviemos del tema). En el apartado de hardware, resaltar que también tocó una especie de yunque con un martillo que se accionaba con el pie (qué menos!), y que sacó las maracas al más puro estilo hechicero-yanomami-screaminjayhawkings en la salsero-vaudevilesca «Hoist That Rag», el delirio.
A medida que avanzaba el concierto-momento-histórico, el contador mental que lleva el estado de la amortización de la entrada llegó a cero, y empezó a sumar en positivo (¡¡eso es optimismo. El martillo de Waits había destrozado al fantasma del Euribor!!). Para mí llegó a cero con la canción anterior, y aún quedaba mucho concierto. Quedaba extasiarse con la destreza del guitarrista Omar Torrez (mira que era difícil no echar de menos a Marc Ribot….pero lo consiguió. Es que el puesto de trabajo guitarrista-de-Tom-Waits es uno de los mejores del mundo, junto con el que dispara el revólver en la salida de los 100 metros lisos o el que le pone nombre a los huracanes), sonreir ante la humanidad de un Tom Waits locuaz y jocoso (solamente cuando se sentó al piano, tampoco echemos las campanas al vuelo), mirar a tu lado y ver cómo la gente se echaba las manos a la cabeza («no puede ser esto que está pasando») y las parejas allí presentes se amaban más.
Por cierto, que no sólo Dylan retuerce sus creaciones. También Tom Waits se sube al carro de «estoy hasta los huevos de estribillo y ahora lo canto como me da la gana» (léase «Jockey…» o «Come On Up To The House»…por ejemplo).
De todos modos no le perdonaré que no me tocara «Time», ni «In the neighborhood» (¿canción candidata para mi funeral?), ni «Martha», ni «Telephone call from Istanmbul» ni «Old’ 55», ni…. Tampoco le perdonaré que no sacara el altavoz o que no subiera hasta la fila 3 del anfiteatro a darme la mano.
Pero, aún así, creo que volveremos a vernos.
Carlito hijo. ¿Cómo no te puede gustar Vainica Doble?. En el Tigre Del Guadarrama está esta magnífica estrofa :
Yo iba vendiendo fortuna por la calle de Carretas,
y me encontré a la tuna armada de panderetas.
y un tuno muy pinturero de bigotillo incipiente
me dijo: ¡Por ti me muero!, ¡Vente conmigo, vente!
¡No, no!, ¡No, no!…¡Huy! ¡Huy!.
¡Vete tuno, no te quiero vete!,
¡Vuélvete a tu siglo diecisiete!
Pon tus mustios clavelitos en un jarrón,
y se los llevas al balcón de otra muñeca
y le explicas bien a gritos, y le explicas bien a gritos,
como se queda Fonseca.
A mi Bob Dylan tardó como 20 años en entrarme por la mollera, espero que las Vainica taladren más deprisa por que no sabes lo que te pierdes.
os paso un link con la versión que richard hawley hizo de «gun street girl» en le cierre del festival mallorquín waiting for waits 2008 (a falta de waits, disfrutamos muchísimo de este gran crooner inglés):
http://www.youtube.com/watch?v=AvjTjQtqOPU
NO sé muy bien si es impostura o son los efectos de los millones de litros de Bourbon que se habrá liquidado el coleguita. Eso sí, la de titis que se habrá trajinado el coleguita con el rollo abuelete de Heidi…
La impostura también es un arte
Pues me bajé un disco de Vainica Doble hace unas semanas, lo oì y lo borré. Aún no ha llegado mi «momento Vainica», así que al Tigre del Guadarrama que le den.
Cuando vi que habías comentado en este post, pensé «Ya me va a pedir que le grabe la recopilación de Tom Waits, lo conseguí!!».
Mi gozo en el pozo de los indigentes.
¿Pero quién es ese tipo vestido de indigente y que imposta la voz más que las mamachichos? Amos amos, gastarse un pastón en ver a semejante individuo, en vez de gastárselo en el recopilatorio de Vainica doble…
Ves, este si que te gustó primo.
Se nota, hasta llorste de emoción!!!
Mare mía, mare mía…pelillos como escarpias, necesito volver a verle, es un monstro!!!!
wow
Madre mia
Te la regalo, Centurión. De hace 15 días, en Alabama. Sonó igual hace 3, en Barna:
Madre mia.
Qué bien contado. Lo sucedido y tus emociones.
A mí también me mola sobremanera Hang down your Head.
Yo también estuve allí… En este caso, en Donosti…
http://foteropanico.blogspot.com
Fue impresionante…
Pues claro, como que yo he venido aquí a hablar de mi libro!!!
No deberías haberlo colgado en el foro. Te dirán que hablas más de ti que de Tom.
Me alegro por vosotros.
Ahora regaladme 3000 euros. (con tanta euforia desparramada, lo mismo cuela, ¿no?)
El único pero, y no sé si culparle a él, fue la media hora de retraso con la que empezó el concierto.
Al más puro estilo de teatro cabaret nos deleitó durante dos horas con su fuerza y su ronca voz, unas bellísimas canciones, una notable puesta en escena y unos grandes músicos.
Capaz de estremecerme y arrancarme hasta en tres ocasiones las lágrimas, y no fueron más porque al final estaba demasiado excitada como para emocionarme más todavía.
Uno se queda sin palabras cuando sale de un gran concierto como este, «el concierto». Fue increible, indescriptible…creo que todos los que allí estábamos compartíamos el mismo sentimiento y la misma satisfacción, al salir del forum: si, yo estuve allí. Y espero repetir algún día no muy lejano.