Praga (IV): Monumentos (Part Two)

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Otro punto de visita obligada es el Castillo, que alberga la sobrecogedora Catedral de San Vito (pedazo de nombre, ¿que no?). El Castillo en sí es una pequeña ciudad dentro de la ciudad. Hay varios tipos de itinerarios para visitarlo. Dependiendo de cual elijamos la visita puede durar un par de horas o un día entero (o más). Yo recomiendo visitar y maravillarse con la Catedral, y, lo demás, la verdad es que no me gustó mucho. Hay un palacio frío, la Basílica de San Jorge, coqueta ella, el convento adyacente y algunas cosas más. Cosas que se olvidan. Sobre todo la Torre de la Pólvora, un pequeño timo añadido para ver arcabuces, sables y cañones de la época. Algunos, porque la mayoría son reproducciones. Además hace mucho calor dentro y la anciana de la puerta no te mira a la cara. Aunque yo tampoco me miraría, la verdad. En fin, que si cogéis el metro ese famoso de la multa (Staromeska), y luego el tranvía 23 en dirección correcta (no como nosotros, que desandamos todo lo andado (o anduvido…) al cogerlo en dirección contraria, con lo que la multa tomó, además de cariz económico, un cierto tinte de recochineo). Pues lo dicho, la catedral, de cuento de hadas y brujas arpías merece la pena disfrutarla y ver las capillas que contiene y varias de sus tumbas, entre ellas, la más importante e imponente, la del patrón San Juan Nepomuceno.


Catedral de San Vito

En el interior del recinto del Castillo podréis visitar por un par de euros el Museo del Juguete, una planta dedicada a juguetes antiguos, y la mayoría dan un pco de grima. Y otra planta dedicada a las «barbies» (TODAS dan MUCHA grima).


Muñecos

Cerca del conjunto del Castillo se halla la colina de Petri. Si lleváis perro al viaje, es un sitio idóneo para que retoce a su antojo. Si no lleváis siempre podéis alquilar allí un Setters Irlandeses de unos 3 años durante dos horas. Es broma, es que yo soy así de jocoso. La colina de Petri es un gran pulmón verde situado en lel distrito de Mala Strana a la cual se accede a través de un funicular, o andando si sois de esos que están en forma, así como sanos. Lo que os espera arriba es una zona verde agradable con jardines y estanques, una réplica de la Torre Eiffel desde la cual se divisa toda Praga,una iglesia ortodoxa, de tan ortodoxa que era que ni entré, y un pabellón con un laberinto de espejos (¿?). Parece que a la colina Petri suben lo que no saben donde meter, como los almacenes de los ayuntamientos donde suelen morir las estatuas defenestradas y donde suelen descansar los cabezudos de las fiestas del pueblo. Yo es que soy adicto a las visitas a almacenes de ayuntamientos, por eso sé tanto de esto.


Torre Eiffel

Pues eso, si bajáis a pie hasta la parada intermedia del funicular podéis tomar un algo en una terracita que hay allí con una vistas bastante bonitas. Y con suerte (¿suerte por qué?) podréis ver a alguna ardilla (¿qué tiene de afortunado ver a una ardilla?) pasar por delante vuestra hasta alcanzar uno de los muchos árboles de la zona (una puta ardilla, que es como una rata con rabo pelúo!!).


La terraza de la que os hablo

En la zona nueva de Praga, la referencia es la Plaza de Wenceslao (son los jefes poniéndole nombre a las cosas!!), que ni es plaza ni nada, pero bueno, ahí está eso. Es una amplia avenida salpicada de franquicias y hoteles. Limita, por un extremo, con el Museo Nacional, espectacular construcción donde podréis ver colgando del techo en una sala el esqueleto más grande del mundo, el de una ballena, que es impresionante. No lo pude fotografiar porque está prohibido, y lo intenté de escaqueo y me vi de frente a un vigilante, así que le hice una foto a él. Por el otro extremo, limita con la emblemática calle Na Prikope, por la cual me saludarán la próxima vez que pase, porque no sé cómo pero siempre acabábamos allí. En la Plaza de Wenceslao se inmoló en 1969 el estudiante Jan Palach, y germinó la Revolución de Terciopelo de Praga en 1989, una bonita historia sobre la lucha, la concienciación y la movilización de un pueblo.


Museo Nacional

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Más y más fotos

3 comentarios

  1. De todos modos aún no he acabado la «guía». Aún me falta hablar, entre otras cosillas, del Museo del Comunismo y del Teatro Negro de Praga y su recreación fantástica de «Yellow Submarine»

  2. Sí, ya sé que a veces soy demasiado ácido y puedo dar pie a otras interpretaciones, pero bueno, para contar lo bonita que es Praga hay 80.000 webs por ahí.

    Merece mucho la pena ir, claro que sí!

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