Y lo demostró el viernes en el Foro Iberoamericano de La Rábida, en Palos de la Frontera.
En su enésima encarnación, Elvis Costello se plantó en el escenario del Foro – ante unas 700-1500 personas (y Raphael con las entradas agotadas desde hace semanas) y 2.200 mosquitos -, acompañado de los Sugarcanes, una banda de seis músicos, sin batería: guitarra, contrabajo, acordeón, dobro (el alma instrumental de la banda), mandolina y violín. Obviamente, con este envoltorio, Elvis no venía a España a flirtear con el jazz, ni con el soul, ni con la música de cámara. En esta ocasión venía como "englishman in America", a homenajear la música de raíz norteamericana.
Era la tercer vez que me encontraba con Elvis, y esta vez tampoco pasaba por mi cabeza poder disfrutar del repertorio "Attractions". La primera, porque iba con el Brodsky Quartet; la segunda porque iba de "acompañante" de Allan Toussaint, revistiendo el setlist de soul pantanoso (aún así cayeron algunos clásicos). Y en esta ocasión no me esperaba más que una o dos recreaciones de cara a la galería de algún tema clásico de sus inicios, disimuladas en medio de un repertorio más bien folk y country.
Pero la cosa fue bien distinta. Elvis levantó de sus asientos a la audiencia y nos tuvo dos horas a base de temazos, de saber estar en un escenario, de saber cómo se escribe a mano el rock and roll, de conjugar un repertorio soberbio, al alcance de pocos hoy día.
Tocado con un sombrero blanco, que quedaría ridículo en cualquier otro músico del Planeta – salvo en Bob Dylan quizá -, comenzó a jalear a la audiencia poco antes de las 23:00 con "Mistery Train", para luego tirar de repertorio propio (de eso entiende un rato, podría dar tres conciertos seguidos) y de versiones (Johnny Cash, Grateful Dead, Stones, George Jones, Beatles…), hasta rellenar dos horas exactas (ya no está acostumbrado uno a eso).
Sintiéndose cada vez más a gusto sobre el escenario, muy charlatán (nota mental: aprender inglés) y bromista (a diferencia del concierto con Toussaint, hierático y un poco rancio), nos regaló dos bises a una parroquia entregada, a los que ya había ganado con "Red Shoes", "New Amsterdam", "Blame It On Cain", la electrificada e hipnótica "The Delivery Man", o una de las mejores canciones de desamor que se han escrito, "Alison" (después de "Hang Down Your Head" a manos de Tom Waits en Barcelona, el momento en directo más emocionante en mi carrera como espectador) . Mejor dicho, "Alison" + "The Wind Cries Mary". Otro guiño más del maestro.
La traca final no tuvo desperdicio: "She", "I want you", "Everyday I Write The Book", "(What’s son funny about) Peace, Love and Understanding" (si ALGUIEN no conoce estas canciones debería hacerse con ellas YA y escucharlas), para acabar rindiendo tributo a Keith Richards y su "Happy", y ponerse en modo 2.0 para pedir la colaboración del público en la última de la noche, "Sulphur to Sugarcane". Para entonces, los mosquitos ni se atrevían a picar a los humanos, en un gesto de respeto a la obra maestra de uno de ellos.
Aún así, se pone uno a pensar en lo que se dejó en el tintero y es para echarse a temblar: "Oliver’s Army", "God Give Me Strength", "Shipbuilding", "From a whisper to a scream", "No action", "The other side of summer", "Accidents Will Happen", "Chelsea"….
PD: Saliendo junto al rebaño de espectadores, uno que iba detrás mía, que no habría visto a Costello en su vida (no digo ya en directo, sino en foto aunque sea) iba diciendo: "Es clavadito a Jamie Urrutia, pero con gafas". Alain Afflelou. Chin chin.
PD2: Mira que no me gusta hacer crónicas basándome en el repertorio, pero es que…
Hola Carleso!
No sé qué decir… este concierto para mí fue un sueño. Soy fan a muerte de Costello, y era mi primera vez, pero iba un poco así asá con lo de la banda country. Para nada, fue estupendo y lo flipé en colores (aunque ahora me dé un poco de vergüenza que se notara tanto… en fin). Efectivamente, tiene repertorio y clase para dar tres conciertos seguidos, y es de los pocos que se puede permitir esos discos tan caprichosos que se saca de la manga. Aaaaah, ¡lo has visto con el Brodsky Quartet! ¡A mí me da algooooo! ¡Y has visto a Tom Waits! Nooooooooooooooooo. ¡Te acabo de conocer y ya me caes bien y te odio a la vez!
Te leo, Carleso, un saludo!
Contando mosquitos lo has clavao. Ah, y otra cosa: ¡aún quedan entradas para Raphael!
Seguro que tienes razón, bytheface, y ya lo he corregido. Soy malísimo para contar personas. Me podría contratar el Gobierno para dar los números de asistentes a las manifestaciones en su contra.
Sin embargo, contando mosquitos soy bueno. ¿A que no me he equivocado mucho? Mosquito arriba mosquito abajo…
Fue un concierto apoteósico, pero hombre, había por lo menos 1.500 personas…
Gran crónica y brutal concierto!!
Yo tuve que escuchar a otra espectadora que le recordaba a Elton John… qué cruz!!
🙂
Allison, una de mis canciones fetiche, a mí se me hubieran caído dos lagrimones…
Dímelo a mi, Pri, que me enteré hace una semana y poco intentando adelantar a un autobús camino de Matalascañas, y vi la publicidad del concierto en el culo del vehiculo. Por poco me salgo de la carretera de la impresión.
Para la próxima te avisaré. Seguro que para entonces ya serás un fan declarado.
Yo, que soy un poco tarugo en gustos musicales (aunque me estoy enmendando), lo he descubierto hace relativamente poco. Sí, es el típico que está ahí pero nunca lo había escuchado con detenimiento hasta hace un par de añitos. Me ha dado rabia enterarme con tan poca antelación que no he podido escaparme esa noche a Huelva. Y me enteré porque tenía que preparar una información de agenda cultural andaluza, que si no… ¿Por qué estas cosas no las anuncian convenientemente? ¿O por qué no tengo yo acceso al círculo en el que se mueven estas informaciones? Conmigo podríamos haber sido 701 espectadores, contribuyendo modestamente a repartir las picaduras de los mosquitos.