Un 26 de diciembre de 1999 murió Curtis, uno de los más grandes, tocado por la fatalidad, como algunos de los más grandes.
En 1990, durante una prueba de sonido previa a una actuación en Brooklyn, sufrió un accidente cuando una torre de luces cayó sobre él, rompiéndole la tercera, cuarta y quinta vértebras, dejándole paralizado de cuello para abajo.
Su carrera ya había dado de sí todo lo mejor, ya que fue uno de los máximos exponentes de la «segunda generación» del soul (esto me lo invento yo), es decir, la que pegó el pelotazo a principios de los 70 (léase Marvin Gaye, Stevie Wonder, e incluso Al Green, que me cae bien) (me dice Isaac hayes que le gustaría entrar en la lista).
Primero con The Impressions y más tarde en solitario, generó una lista de canciones que entrarán en cualquier playlist que se precie. A saber: «Superfly», «Move On Up», «It´s Allright», «Pusherman», «Billy Jack»… Además, no tocaba nada mal la guitarra el hombre.
Parece que los grandes soulman eligen la Navidad para dejarnos. But it’s all right.