Sí, deja a sus Johnsons, y deja la música para dedicarse a la hostelería.
El pasado viernes nos sirvió unas cañas en un bar de carretera frente a la Ciudad Encantada de Cuenca. Una gran pérdida para la música.
Esperemos que le vaya bien en su nueva andadura…
…de nada mujer…me parto jijijiji….yo me apunto al cochinillo especial dame un toque!…jajaja
Jorr,vaya vaya…El caso es que intentaba verle el parecido al barman con el del piano.Pero,chica,casi que se lo encontré.Si alguna vez cojo al dueño de este blog,voy a hacer cochinillo asado y me lo voy a zampar ¿alguien quiere?La madre que me parió,gracias Carmela,te debo una.
Po más bien, además se descojonó con nostros cuando le hice la foto….igual no éramos los primeros.
….Oye agata, me encanta tu inocencia, pero dudo mucho que ese muchacho con esa voz, cambie un piano por una caña de cerveza….yo que creo conocer a mi amigo Calitoz, pienso que es un chorrazo de él…..jajajajaja
Hace mucho que una canción o un artista en sí no me emocionaba como ahora lo ha hecho.No me puedo creer lo que he leído y escuchado después.Pero Antony tiene que ser un tio que es feliz con lo que hace.Y si a él le hace feliz servir copas en un bar de carreteras,lo hará.Aunque los demás nos hayamos perdido un artista como él.No le doy otra explicación,no sé si os dió alguna.
Totalmente de acuerdo….todavía recuerdo el gran concierto al que tuve la suerte de asistir en el claustro del Monasterio de S. Jerónimo (un marco incomparable, al que el mismísimo Antony hizo referencia en varias ocasiones), en Sevilla…la piel de gallina!!!
Sin duda uno de los mejores conciertos que he visto y de los mas emocionantes.
Por las barbas de Neptuno o del mismísimo Ian Anderson…siempre he considerado el «I´m a bird now» uno de mis discos preferidos de la historia.
Gracias, ome, gracias