«No es rico el que mucho tiene sino el que poco necesita»
Bueno,eso está muy bien. También hay que tener en cuenta que los proverbios y refranes los inventa la gente pobre (pobre como yo y la mayoría de los que estáis leyendo esto, vaya), en concreto el proverbio anterior. Prefiero quedarme con la canción de Jorge Martínez, de Ilegales, «Quiero ser millonario, para olvidarme de los amigos».
Bueno, no frivolicemos más.
Ser rico no está pero que nada mal. Te da la posibilidad de vivir en una mansión en la cual el pomo de una puerta vale más que todas las puertas de mi casa juntas, en una mansión con piscina, salón recreativo, pista de tenis, gimnasio, sauna…ya paro. (Ni una pelusa, oigan….es mi fijación, lo sé, pero en cientos de metros cuadrados no vi NI UNA pelusa!!)
Pero lo más importante, te da la posibilidad de montar una fiesta y, prácticamente, llevar al grupo que se te antoje. Por suerte, Bill (así se llama nuestro rico) se encaprichó de nosotros y allí nos encajamos The Refoundations (versión mini por la ausencia del teclado y un guitarra), en su mansión, en su villa, en el corazón del ladrillo corrompido, para amenizar su fiesta a base de soul (eso era lo planeado, luego la cosa tiró por miles de derroteros).
Los asistentes, una mezcla de guiris color salmonete más un montón de españoles que habían acudido al olor de «esto es gratis!!». Castillo hinchable para los más pequeños, globos salpicados por toda la casa, catering impecable, luces, cámaras….y acción.
El planning era:
– 21:30 1er pase de The Refoundations
– 22:30 1er pase cuadro flamenco
– 23:00 2º pase de the Refoundations
– 23:30 2º pase cuadro flamenco
– 00:00 3er pase de The Refoundations
Es mucho más fácil hacer entrar en calor a la gente pegándole dos porrazos a una caja, lanzando un quejío y rasgando una guitarra medianamente bien que recreando a The Detroit Spinners, eso es innegable. Al menos a la gente normal… Así que el primer pase de cada grupo se decantó a favor del cuadro flamenco.
Los canapeses varios y los vinos y cervezas hicieron que tanto grupo como público fuera entrando en calor y mimetizándose en la fiesta. Sobre todo los españoles, que sitiaron la mesa de los canapés mejor que los romanos rodearon Masada en el siglo no sé cuántos.
Así, con los efluvios del vino y del paté en el aire, el segundo pase fue atrayendo hacia la zona «soul» de la fiesta, o sea, el porche sobre la escalinata que daba acceso a la piscina, a más gente y con más ganas debailar que antes. Todo ello derivó en un «Love Potion Nº 9» con mucho groovy y con mucho baile en la pista (al menos vimos al «jefe» bailar, y con eso ya nos conformábamos…Materialista que es uno. Bueno, seis).
Luego le pasamos el relevo al cuadro flamenco que trasladaron a los allnighters y los transformaron en rumberos de pro. Ya sólo quedaba el tercer pase de The Refoundations, media hora prevista, y sin más canciones en el repertorio, así que tocaba imaginar, repetir e improvisar (todo para cobrar los 1000 euros acordados). Pero, ¿quién no conoce «Stand By Me»?, el clásico que inmortalizó a Ben E. King y le hizo ver que después de eso no había nada. Para comenzar la transformación de rumberos a allnighters no salió nada mal el tema. De ahí hasta rellenar la media hora acordada fue un «greatest hits» de los dos pases anteriores. Cuando dimos por finalizado el concierto, el jefe se acercó al cantante y le dijo algo al oido. Este a su vez me dijo algo a mi oido: «Si seguimos tocando, 500 euros más». Vámonos que nos vamos. Saqué de nuevo la guitarra, el batería sus baquetas y el bajo hizo lo propio.
Desde ese momento hasta dos horas después, con cambios de formación (no adjudicar todo lo que viene a The Refoundations…) y espontáneos-hooligans incuidos, se improvisaron cosas como: The kids are allright, Johnny B Goode, Paperback Writer (eso fue una petición!!!), Twist And Shout, Louie Louie, A Message to you Rudy, Another one bits the dust (hooligan al micro), Hey Joe, In the city (otra petición), Superman de Miguel Bosé (enajenación mental transitoria), Start Me Up, Be Bop A Lu La, Imagine, Substitute (primer molinillo, primera púa rota) y unas cuantas más que ya no recuerdo (¿qué tendría el paté de los canapés que me mareó tanto….?), para finalizar con Wipe Out.
A las tres menos algo, exhaustos pero contentos, echamos el telón y nos dedicamos a disfrutar de «nuestra» mansión, y a dormir en la casa de invitados, con jacuzzi incluido y albornoces limpitos preparados. Al día siguiente despertamos del sueño, recogimos el equipo y nos volvimos a casa, con la sonrisa puesta. Y la carterita más llena, claro.
Pues también he pasado un buen rato leyendo la crónica; hasta he soltado un par de carcajadas. Salud, quiyo.
…Que suertudos que sois!!!….anda que no dá la felicidad el dinero….ompare…almenos la disimula requetebién…. : )
He recordado también que tocamos «You really got me» y «All day and all of the night»
Le dije a David al día siguiente que le recitaría el set-list y no daba un duro por mí…pero estoy cuadrándolo…
Vaya mejor no lo podias resumir,buenas vacaciones y nos vemos el dos fines de semana.