El otro día, harto ya de las llamadas desde números anónimos tras los cuales se agazapan teleoperadores (la mayoría sudamerican@s) al servicio de Telefónica para inundarme con ofertas de megas, líneas y packs, sin darme opción a decir que NO (no te dejan), decidí coger el toro por los cuernos y llamar al 1004 para poner fin a ese desenfreno comercial invasivo. Tras la musiquita de rigor, me atendió un operador (sudamericano también):
– Buenas tardes, mi nombre es XXXX YYYY (mantendré a la criatura en el anonimato, aunque no sé si algún día podré borrar su nombre de mi memoria), ¿en qué puedo ayudarle?
– Pues mire, me gustaría que dejaran de llamar a mi casa operadores de telefónica para ofrecerme productos. No quiero que me llamen más, a ver si eso es posible, ome.
Tras preguntarme mi nombre y DNI y hacer comprobaciones varias, mientras yo intentaba pinchar un trozo de pepino de la ensalada:
– Muy bien Don Juan Carlos. Ahora mismo notifico su solicitud, pero le aviso que esto sólo tendrá efecto con llamadas procedentes de Telefónica, y no de otros operadores.
– No se preocupe. De los demás operadores me encargo yo.
– Pues muy bien, ya ha sido dado de baja y no le llamarán más. ¿Alguna cosa más, Don Juan Carlos?
– No, nada más, muchas gracias – a punto de colgar, feliz, saboreando el trozo de pepino empapado en vinagre. Había vencido al emporio.
– Pues antes de irse, Don Juan Carlos, permítame ofrecerle el nuevo pack duo de Telefónica , que incluye el servicio ADSL de 6 megas, más el alquiler de línea….
No daba crédito a lo que estaba oyendo.
– Pero, espere, espere. Si acabo de llamarle para decirte que estoy hasta los huevos de las ofertas de Telefónica, y me da usted de baja, y ahora me hace justo lo que le he pedido que no me hagan más. ¡Esto es surrealista!
– Ya, Sr. Juan Carlos, peor entiéndame, es mi trabajo,no se ponga así.
– Ok, le entiendo, pero no quiero nada más. Muchas gracias.
Aún hoy repito ese maldito pepino.