Ya el gran Penderecki los incluyó en el puesto mil doscientos y pico en su lista de los mejores 1400 discos del 2006.
Yo me fijé en ellos, y este año han sacado nuevo disco, y subiendo. Vale que es terreno acotado para los indies, pero, ¿qué pasa?, molan bastante, y además son de Canadá, que es un añadido. Y tienen pinta de ser buena gente.
Esta canción es un mensaje de futuro para QQ y Edu.
Todos sabemos lo importante que es sentirte realizado en tu trabajo, intentar disfrutar desarrollándolo, levantarte animado cada día porque vas a hacer lo que te gusta, y encima te van a pagar por ello.
Y lo jodidamente difícil que es conseguirlo (poca gente puede decir eso: actores, futbolistas, Jaime Lissavetszky, los de Lonely Planet y poco más). La mayoría tenemos que conformarnos con lo que nos ha tocado, o con lo que hemos elegido, o con lo que queremos conformarnos.
Aquí abajo os dejo una conseguida campaña de publicidad de la web alemana jobsintown.de. Aunque espero que ninguno de vosotros se halle en una situación tan dramática como las de los anuncios.
Y lo demostró el viernes en el Foro Iberoamericano de La Rábida, en Palos de la Frontera.
En su enésima encarnación, Elvis Costello se plantó en el escenario del Foro – ante unas 700-1500 personas (y Raphael con las entradas agotadas desde hace semanas) y 2.200 mosquitos -, acompañado de los Sugarcanes, una banda de seis músicos, sin batería: guitarra, contrabajo, acordeón, dobro (el alma instrumental de la banda), mandolina y violín. Obviamente, con este envoltorio, Elvis no venía a España a flirtear con el jazz, ni con el soul, ni con la música de cámara. En esta ocasión venía como "englishman in America", a homenajear la música de raíz norteamericana.
Era la tercer vez que me encontraba con Elvis, y esta vez tampoco pasaba por mi cabeza poder disfrutar del repertorio "Attractions". La primera, porque iba con el Brodsky Quartet; la segunda porque iba de "acompañante" de Allan Toussaint, revistiendo el setlist de soul pantanoso (aún así cayeron algunos clásicos). Y en esta ocasión no me esperaba más que una o dos recreaciones de cara a la galería de algún tema clásico de sus inicios, disimuladas en medio de un repertorio más bien folk y country.
Pero la cosa fue bien distinta. Elvis levantó de sus asientos a la audiencia y nos tuvo dos horas a base de temazos, de saber estar en un escenario, de saber cómo se escribe a mano el rock and roll, de conjugar un repertorio soberbio, al alcance de pocos hoy día.
Tocado con un sombrero blanco, que quedaría ridículo en cualquier otro músico del Planeta – salvo en Bob Dylan quizá -, comenzó a jalear a la audiencia poco antes de las 23:00 con "Mistery Train", para luego tirar de repertorio propio (de eso entiende un rato, podría dar tres conciertos seguidos) y de versiones (Johnny Cash, Grateful Dead, Stones, George Jones, Beatles…), hasta rellenar dos horas exactas (ya no está acostumbrado uno a eso).
Sintiéndose cada vez más a gusto sobre el escenario, muy charlatán (nota mental: aprender inglés) y bromista (a diferencia del concierto con Toussaint, hierático y un poco rancio), nos regaló dos bises a una parroquia entregada, a los que ya había ganado con "Red Shoes", "New Amsterdam", "Blame It On Cain", la electrificada e hipnótica "The Delivery Man", o una de las mejores canciones de desamor que se han escrito, "Alison" (después de "Hang Down Your Head" a manos de Tom Waits en Barcelona, el momento en directo más emocionante en mi carrera como espectador) . Mejor dicho, "Alison" + "The Wind Cries Mary". Otro guiño más del maestro.
La traca final no tuvo desperdicio: "She", "I want you", "Everyday I Write The Book", "(What’s son funny about) Peace, Love and Understanding" (si ALGUIEN no conoce estas canciones debería hacerse con ellas YA y escucharlas), para acabar rindiendo tributo a Keith Richards y su "Happy", y ponerse en modo 2.0 para pedir la colaboración del público en la última de la noche, "Sulphur to Sugarcane". Para entonces, los mosquitos ni se atrevían a picar a los humanos, en un gesto de respeto a la obra maestra de uno de ellos.
Aún así, se pone uno a pensar en lo que se dejó en el tintero y es para echarse a temblar: "Oliver’s Army", "God Give Me Strength", "Shipbuilding", "From a whisper to a scream", "No action", "The other side of summer", "Accidents Will Happen", "Chelsea"….
PD: Saliendo junto al rebaño de espectadores, uno que iba detrás mía, que no habría visto a Costello en su vida (no digo ya en directo, sino en foto aunque sea) iba diciendo: "Es clavadito a Jamie Urrutia, pero con gafas". Alain Afflelou. Chin chin.
PD2: Mira que no me gusta hacer crónicas basándome en el repertorio, pero es que…
Buen disco el que han sacado The Morning Benders, oye. Ya sé que voy con retraso y, si sois agonías, los habréis escuichado ya en pitchforkmedia.com o jenesaipop.com. Pero yo voy a mi ritmo, qué queréis que os diga.
Aquí podéis oir "Excuses", el primer corte de su "Big Echo" (2010). Una canción que podría incluir David Lynch en su próxima película perfectamente, mientras bailan dos enanos.
El 26 de julio estarán tocando en Washington DC. Pero si os coge muy lejos, podéis acercaros el 8 de agosto a Iowa.
Me enteré de casualidad, intentando adelantar a un autobús camino de la playa.
En su panel posterior leí de refilón "Elvis Costello", y claro, uno no está acostumbrado a que un autobús lleve ese tipo de publicidad. Así que desistí del adelantamiento y me centré en mirarle el culo al autobús, y allí pude ver:
Foro Internacional de La Rábida
23 de julio Elvis Costello & The Sugarcanes
Y allá que iré mañana a ver a uno de los mayores talentos vivos del Pop, con su última banda, The Sugarcanes, repasando en clave de country buena parte de su repertorio.
Aún hay entradas.
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