Saqué una caña y un hilo de pescar de debajo de mi cama. Salí del dormitorio y llamé a Myra para preguntarle si podía envolverme un bocadillo porque me iba a pescar. Supongo que sabéis lo que me contestó. Así que me fui.
No había mucha gente en la calle a aquella hora de la noche, casi las nueve, aunque prácticamente todos los que estaban levantados me preguntaron si me iba de pesca. Yo decía que, vaya, de ningún modo, que va, ¿de dónde habían sacado una ocurrencia semejante?
– Bueno, entonces, ¿cómo es que llevas una caña de pescar, con hilo y todo? – dijo un tipo -. ¿Qué vas a hacer si no vas de pesca?
– Oh, es para rascarme el culo – contesté -. Por si me subo a un árbol y no llego desde el suelo.
Jim Thompson – «1280 Almas».
Ameno y divertido libro!!
Simplemente genial. Ante obviedades, sarcasmo.