Un día en las carreras

El otro día nos dio por ir a ver las carreras de caballos, al Hipódromo de Dos Hermanas (¿qué pasa? ¿y esas risas? no es Ascott, pero tiene su corazoncito, ome). Nunca había ido a un hipódromo, ni había visto una carrera de caballos, y eso que vengo de la ciudad del caballo. Así que nos plantamos allí una mañana de domingo en la que el sol helaba.

No sabía qué tipo de público me iba a encontrar, aunque me esperaba mayoría pija. Finalmente fue así, pero un pijerío que no convence, que no las tiene todas consigo. También había algún que otro cani despistado, y gente del mundillo hípico (se ven a legua, hacedme caso). No vi a ningún after-punk, eso sí.

 

Quedaban dos carreras cuando llegamos. Nos acercamos a la zona de apuestas, pero había mucha gente con papeles en la mano, y no entendía nada, me agobié y pedí dos cervezas (apuesta segura). Así que nos sentamos en la grada y vimos la penúltima carrera. Cada carrera tiene su favorito, y cada caballo y jockey tiene una historia. El hombre del megáfono te va detallando los pormenores de cada uno antes de la carrera. Como no habíamos apostado, pues no tenía gracia. Ganó un caballo y punto.

 

Así que para la última carrera, el Premio Porcelanosa, teníamos que apostar. Ya había leído en el periódico que el favorito era el número 1, "Entre Copas". Encontré unas taquillas de apuestas que estaban vacías, y, como no tenía ni idea, la chica me lo explicó a través del cristal:

 

"La apuesta mínima es dos euros. Puedes hacer 4 tipos de apuestas:

  1. Ganador: Ganas si el caballo que indicas resulta vencedor de la carrera
  2. Colocado (esta es la mía!): Ganas si el caballo que indica queda entre los tres primeros
  3. Gemelos: Eliges dos caballos, y ganas si entran primero y segundo.
  4. Trio: Eliges tres caballos y ganas si entran primero, segundo y tercero."

 

Luego, todo va en función de grado de favoritismo que tengan los caballos. Para eso hay unos monitores a los que no miré ni un segundo (eran cifras raras). Total, que aposté dos euros al número 3 como ganador, y otros dos al 7 como colocado. Tiré la casa por la ventana, un día es un día. Yo sabía que el favorito era el 1, pero el 1 no iba a ganar, ome.

 

 

Nos subimos a la grada de nuevo, y vimos la carrera, ya sintiéndola nuestra, como si lleváramos toda la vida apostando en el hipódromo. Al final ganó el número 1, sobrado, "Entre copas" (si va a su ciudad, joven, apueste por él), el número 7 llegó colocado, aunque no entre los tres primeros, y mi caballo ganador,el número 3, debe estar entrando en meta en estos momentos…(qué ridículo…).

8 comentarios

  1. Yo iba al canodromo con mirmano (mayor que yo) sac´bamos pelas para tirarlas depues en los salones recreativos (cuando habia pinballs y maquinitas de disparos al oso mecánico)jajajaja.

    ¿buscando inspiracion en entornos variopintos ?………..??????

  2. qué grande. me ha recordado todos esos cuentos de bukowski en el hipódromo (no sé porqué…) en los que siempre tiene un sistema infalible para acertar el ganador, sistema que cambia de cuento en cuento, por motivos evidentes. las taquillas desiertas, el sol aplastante, la resaca, las cervezas, la fauna estrafalaria… todo igual. de hecho, incluso las apuestas valían 2 dólares.

  3. Anda…

    Yo me hubiese sentido GANADORA si hubiese ido COLOCADA con un par de hermosos GEMELOS rubios y de ojos verdes para hacer un TRÍO (musical).Ome…

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