El sábado 17 de junio de 1967 daba comienzo el Festival Pop de Monterey, cerca de San Francisco. La mañana del 18, preparado para actuar, Jimi Hendrix salió de la habitación del motel donde se alojaba como si fuese una aparición. Eric Burdon, con quien se cruzó en la puerta, aún recordaba con nitidez años después la impresión que le produjo verle:
Le vi a contraluz, con un cinturón de argollas plateadas sobre sus caderas, unas botas altas de cuero blanco, una torera de tela repujada y una camisa morada, agarrando la funda de su guitarra, toda pintada con dibujos de colores. Estaba solo y tranquilo. Me quedé mirándole un minuto. Era como un sueño Navajo. Era un guerrero preparado para la caza… Después de fumar juntos algunos porros, cerca ya del atardecer, Jimi se me sinceró: «No hago más que esperar que llegue esta noche, tío. Estoy muy colocado, aguantando los nervios. Sé que mi nave espacial despegará esta noche»
(E. Burdon, «I used to be an Animal, but I’m all right now». Faber&Faber, 1986)
Brian Jones fue el encargado de presentarle: «Quiero presentaros a un excelente amigo mío y a un buen colega vuestro. Él es el más fabuloso intérprete que he visto en mi vida: ¡¡THE JIMI HENDRIX EXPERIENCE!!»
Cuando su stratocaster terminó de arder, comenzó la leyenda.
Joder JC, me he quedado flipaete después de leer (por primera vez, lo juro) esta entrada del 2007…
Extraños paralelismos enlazan nuestras neuronas, aunque tú eres más guapo, más listo, más simpatico y más todo, hermano…