Premios Pop-Eye 2017

“La cultura hace al hombre algo más que un accidente del universo.”
(André Malraux) 

 

VIERNES 11

Entra un tío en un bar y se encuentra a Fernando Colomo comiendo altramuces. Ese podría ser el comienzo de un chiste. O incluso de una película. Con un poco de imaginación y talento podrían llegar ambos a buen puerto; pero no es el caso. Lo cierto es que ese es el comienzo de mi fin de semana en Trujillo. Por tanto, el tío que entra en el bar, soy yo. Y Fernando Colomo es, por supuesto, nuestro Fernando Colomo. Y estamos en la  víspera de la gala de los 12 Premios Pop-Eye, haciendo tiempo para asistir a la fiesta de bienvenida.

Lo que ha sucedido antes de llegar a este punto no tiene la mayor relevancia. Juan Pedro me ha hecho partícipe de esta entrañable locura de los Premios Pop-Eye, y yo quiero corresponderle intentando documentarlo lo mejor que pueda. Como decía, horas antes de encontrar a Fernando Colomo en el bar, hemos salido de Sevilla, hemos enfilado la A66, oyendo en el coche el “Marines a pleno sol” – para intentar memorizar el mayor número de letras de cara al concierto de Los Nikis. Ilusos de nosotros -, aparcar, hotel – con su correspondiente ventana a patio interior, para no romper la estadística -, acicalarse y listos para la acción.

En ese bar, por tanto, estaban concitados los homenajeados en esta edición para subir todos juntos a La Abadía, en el conjunto monumental de Trujillo, y disfrutar de la fiesta de presentación. Y de canapés, o algo, que ya eran más de las 21. El local en sí está montado con todo lujo de detalles. Dos plantas, espacio ajardinado exterior, vistas al castillo, y, lo mejor, repleto de gente de la cultura, verdaderos artistas con los cuales se van a saldar unas cuantas cuentas. Pero, aparte de estar con toda esta gente importante, hay que comer, así que empezamos a asaltar las bandejas de canapés mientras divisé la figura del cortador de jamón, de quien me hice su mejor amigo, y, ahora sí, todo empezaba a encajar.

Por allí estaban Mariví Ibarrola, Javier de Juan, Paloma Concejero, el ya mencionado Fernando Colomo, Antonio Gárate, Los Nikis…. en animadas tertulias. Así que me puse a deambular entre ellos para empaparme de cultura y conocer anécdotas o vivencias o lo que estuvieran contando en sus respectivos corrillos. Pero, por un lado hablaban de la toxoplasmosis, por otro de la caña de lomo, por otro del aloe vera…. Así que desistí, y volví a hacerle compañía al cortador de jamón, cuyo discurso siempre es infalible.

La nota musical en la fiesta corría a cargo de Fonal, banda popera de la tierra, ganadora del Premio Pop-Eye a la mejor banda extremeña el año pasado. El trío fue de menos a más y dejaron a la audiencia a punto de caramelo para recibir a Los Nikis, que estaban en Trujillo para comer jamón, y ya de paso iban a recibir el Premio de Honor por su trayectoria musical. Respaldados por una sonorización estupenda y con la poca vergüenza que siempre les caracterizó, soltaron “La puerta verde”, “Silvia Sobrini”, “La naranja no es mecánica”, “Diez años en Sing-Sing” y “El imperio contraataca” (dos veces), se revolcaron y se fueron, dejándonos con ganas de más clásicos. Y por más que gritamos “Mengele” unos cuantos, no sirvió para nada. Yo lo intenté con “Mongolo”, pero tampoco funcionó. Así que sólo nos quedaba agradecerles el esfuerzo y saborear el buen rato que habíamos pasado y continuar la fiesta hasta que se nos acabó el fuelle.

SÁBADO 12

Parece ser que el sábado 12 de noviembre es el “Día del Desayuno en Diferido” en el Hostal Julio, con el hambre que yo tenía. Entre que pedimos el café con tostadas y nos lo sirvieron me pude releer el “Ulises” y la trilogía de Primo Levi. Al final no se lo tuvimos en cuenta porque eran una gente muy maja. Y además no pagábamos un duro, estábamos de vacaciones y en muy buena compañía.

El plan del día, como adjuntos a la organización, era procurar que todo fuese sobre ruedas. Así que nos pusimos en camino, abriéndonos paso por callejuelas inclinadas. Las resacas caminando entre palacios del siglo XVI son menos; claro que el ibuprofeno del desayuno también ayuda. Nuestro destino era el  Teatro Gabriel y Galán, escenario de la gala, con el fin de planificar el día, recoger acreditaciones, instrucciones y hacernos la foto de rigor con Micky.

Por supuesto, me aseguré de que tenía sitio en el patio de butacas, haciendo esta foto que ya debe tener mi madre enmarcada en el salón, al lado de mi orla de COU.

Salimos, y como ya eran más de las 11, nos tomamos una cerveza a pleno sol con Los Nikis en La Taberna Vikinga (¿qué ser superior podría haber planeado tamaña coincidencia?) y luego bajamos cien metros lisos hasta el Ayuntamiento para la rueda de prensa oficial.

El Ayuntamiento se asienta sobre la antigua Casa de Comedias, una construcción del siglo XVI que desde 1888 alberga la casa consistorial de Trujillo, la casa del pueblo. Allí, en el patio principal, todos los premiados se dispusieron para la foto de familia sobre la escalinata y fueron presentados a los medios por J. A. Olloqui y el alcalde de la ciudad, Alberto Casero. A continuación, uno a uno fueron bajando la escalerita y diciendo unas palabras en relación a su premio, a medio camino entre una reunión de comunidad de vecinos y El Club del Chiste, aunque sin chiste, ya que la cultura no está muy bien posicionada en nuestro país y eso es lo que traslució en la mayoría de discursos – incluso en el del alcalde -, agradecimientos aparte.

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El almuerzo se sirvió en el Museo de la Coria, que se levanta sobre el desaparecido convento de San Francisco el Real, construido en el siglo XV para las monjas clarisas. Y aquí somos todos muy fan de las monjas clarisas. Y también somos fans de la madre de Alaska, América Jova, de mirada desarmante, frágil y mayestática en su silla, cual rey Melchor atendiendo a los presentes. Con el bastón a mano por si las moscas. No me gustaría haber sido Alaska de jovencita y haber llegado a mi casa tres minutos más tarde de la hora de recogida…

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En dos salas del museo tuvo lugar la comida de confraternización, con sus vivan-los-novios correspondientes. En mi mesa redonda cayó Jorge Pardo, con quien hablamos de “Aguirre, la cólera de Dios”. Duende puro. Eso podría ser un sueño de estos raros que uno tiene, ¿verdad?: “Tío, soñé que comía con Jorge Pardo y hablábamos de Klaus Kinski”. Pues no, fue real, amigos. Eso pasó. (Por cierto, ¡un abrazo, Jorge!). Después de la comida recorrí Trujillo cogido del brazo de Cayetana Guillén Cuervo (Nota mental: comprar botellas del vino tinto que nos dieron en la comida), recibiendo los flashes de la gente que se paraba a nuestro paso, hasta que la dejamos en su hotel para la sesión de maquillaje. Por cierto, he de mirar el “Diez Minutos” o el “Hola” esta semana, que igual salgo en la portada.  

A continuación, llegar al hostal, echarse un rato, poner la tele y ver otra manifestación en Barcelona (esas dos cosas van unidas), asomarse al patio interior, deprimirse, re-acicalarse y salir de nuevo.

LA GALA

Antes de conocer los Premios Pop-Eye – concretamente en el año 2011, cuando se celebró la octava edición -, la última gala de premios a la que yo había ido se remontaba al año 1981, cuando fui a la Olimpiada Marianista en Zaragoza como integrante del equipo de fútbol sala de 6º de EGB del colegio San Juan Bautista, de Jerez. Además, acudí a última hora porque descubrieron que Guede, de 6º D, había mentido sobre su edad y era mayor de lo que decía. Así que le sacaron de la convocatoria y fui yo en su lugar. Para que veáis, que esta práctica no se inició en Camerún ni en Ghana, sino en Jerez. Pues eso, que jugué menos que Uralde en el Mundial de España, quedamos eliminados a las primeras de cambio y el último día me tuve que tragar toda la gala de entrega de premios para llevarme un puto banderín.

Bueno, no nos desviemos y situémonos en la entrada del Teatro Gabriel y Galán, que van llegando los chicos y chicas de los Buitres Leonados, escoltando a la caravana de premiados. La expectación y los nervios en los momentos previos a la ceremonia dio paso a la relajación cuando todos estuvimos sentados en nuestras butacas (cualquiera me quitaba la mía, jé) y comenzó la 12 edición de los Premios Pop-Eye, de mano de La Burla Teatro.

La encargada de abrir el fuego de los discursos fue Blanca Morera, que elogió la figura de su hermano, El Hortelano – quien fuera Premio Pop-Eye a las Artes Plásticas en 2011 -,  personaje muy querido entre todos los que nos sentimos parte de estos premios. Tras su laudatorio, se proyectaron imágenes de otros ilustres del mundo de  la cultura que nos han dejado  durante el último año (aparte de El Hortelano, que jugaba en casa, creo que fue Chuck Berry quien ocupó la segunda plaza en cuanto a aplausos, para mi satisfacción). Posteriormente, uno a uno fueron pasando todos los premiados a recoger su ojo pop – obra del escultor César David Montero -, su clavel y su botella de Crash, aunque sólo Jorge Pardo sostuvo los tres obsequios durante su discurso. “Puedo con esto y más”. Quizá esperaba recibir una pata de jamón. Todo se andará, Jorge. Yo tengo mano en la cúpula directiva.

A destacar de la gala (para no ser muy cansino):

  • La versión de “Mi venganza está cerca” a cargo de Supertennis (Mejor grupo extremeño)
  • La lucidez de América Jova (Mejor libro de no ficción)
  • La elegancia y el savoir faire  de Alice & The Wonders (Talento emergente)
  • Javier de Juan (Artes plásticas), cual patriarca gitano con todo su clan a cuestas (así cualquiera…)
  • Ángel Fernández, de Jot Down (Mejor Publicación), por bogar contra corriente (formato papel y extensiones descabelladas) y que te den un premio. Y los que quedan.
  • El recuerdo de Jorge Pardo (Duende) a Chiquito de la Calzada, que arrancó los aplausos del patio de butacas
  • Cayetana (Periodismo), espectacular, declarándose una activista de la cultura
  • Cintia Lund (Artista revelación),  insultante juventud y madurada actitud, recreando lúgubremente “Sangre en el museo de cera” y llevándonos arriba con “I’m not a hispter”, con Yanara (Papaya), a la guitarra. Pareció sacada de “La Edad de Oro”.  
  • La reivindicación de la comedia por parte de Fernando Colomo (Cinematografía)
  • La invitación de Luis Martín, de Lobos Negros (30 años viviendo en la Era Pop) a seguir viviendo en la nube en la que estábamos todos. El lunes nos ha bajado de la nube sin contemplaciones, pero intentaremos conservar la sonrisa que hemos lucido todo el fin de semana.
  • La particular versión de “La canción de la suciedad” que hicieron Watch Out (Mejor grupo de música negra). No sé qué les parecería a Los Nikis. Y mucho menos a Howard Devoto.
  • Micky, aprovechando para hacer spam de su próximo disco “Desmontando a Micky” (¡un abrazo, Micky!) (¡y utiliza mi foto para la portada!), y su recuerdo a Chiquito de la Calzada.
  • La flema de Los Nikis ante la adversidad, al fallar el sonido justo antes de empezar su actuación. “Se había roto todo, tíos”. Al final se solucionó y todos coreamos “El imperio contraataca”

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Así, a lo tonto a lo tonto, se acabó una gala que se hizo amena y divertida, y ya empezaba a entrar hambre de nuevo. Y no me miréis así que estaban todos/as igual que yo. Así que tocaba ponerse la pulserita (qué me gusta…) y dirigirse de nuevo a La Abadía para la fiesta final.

El fin de fiesta fue un paseo-baile triunfal tanto para los premiados oficialmente como para los premiados extraoficialmente (todos los demás). Refrigerio, sonrisas, agradecimientos, felicitaciones, selfies, alcohol, Papaya en la cabina (me debes una de los Ramones, que-lo-se-pas), transacciones en los baños (en una de ellas me llevé una camiseta de La Vallekana Sound System que me regaló Guillermo, bajista de Watch Out) (aunque te dije muy serio que me la pondría para pintar mi dormitorio, era broma, Guillermo. ¡Un abrazo!)… Mientras estuve sereno aproveché para saldar cuentas con aquellos invitados con los que menos había alternado, aunque a Luis Lobo Negro no me acerqué mucho por si le daba por venderme una guitarra de cerámica, que yo soy muy fácil (¡un abrazo, Luis!).

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Entre risas y bailes acabamos la noche y nos volvimos para el hostal, todo cuesta abajo (un detalle, Juan Pedro!!!), y me dormí  pensando en cómo será mi discurso cuando reciba un premio Pop-Eye (en realidad estaba pensando en si habrían abollado mi coche, tras dos días aparcado en una calle estrecha y próximo a una curva, pero lo otro queda más lírico).

DOMINGO 13

El desayuno del domingo discurrió bajo los parámetros habituales de Occidente. Es decir, pedirlo, que te lo sirvan y tomártelo. Ya sólo quedaba comprobar que el coche no tuviera ningún bollo (misión cumplida), y despedirnos de todos los que han sido nuestra pequeña familia durante el fin de semana (no os voy a nombrar a todos, pero sabéis quiénes sois) (esto viene muy bien cuando no te acuerdas del nombre de la gente), esperando reencontrarme con todos ellos, como mucho dentro un año.

Y al culpable todo esto, JP, qué decirle…. ¡un abrazo!

Evasión o Victoria

Probablemente muchos habéis visto la película que da título a este post, protagonizada por Michael Caine, Max Von Sydow, Sylvester Stallone… y con colaboradores de lujo como Pelé (esa chilena!) o al argentino Ardiles. La película cuenta la historia de un grupo de prisioneros de un campo nazi que se enfrentan con soldados alemanes en un partido de futbol. Aunque la historia de la película es pura ficción (ese Stallone partiéndose el brazo), está basada en un  triste hecho real que sucedió en Ucrania en 1942.

En la Kiev ocupada se formó un equipo con 8 jugadores del Dynamo de Kiev y 3 del Locomotiv, denominado FC Start. Los soldados alemanes seguían con curiosidad los entrenamientos que realizaban en un solar hasta que, en un alarde de generosidad, les cedieron el estadio Zenith para que lo hicieran. Pero la cosa fué más allá. A alguien se le ocurrió celebrar un partido entre el Start y y una selección de soldados alemanes, para que estos se distrayeran y para que la población ocupada viera que no eran tan malos como los pintaban.

Aunque en un principio era super-amistoso, más de distensión que de tensión, a medida que se acercaba la fecha del encuentro, el 12 de julio, se fue politizando el tema ya que los alemanes debían ganar para  demostrar que  la raza aria era muy superior y una derrota sería un varapalo a la ideología del Reich.

Total, que ni raza aria ni leches. Les metieron 4, con el consiguiente cabreo del general Eberhard (no hace falta que os lo presente, ¿no?), que abandonó el palco antes de que acabara el partido, al más puro estilo Lopera. Los alemanes, enfurecidos, pidieron revancha. Se reforzaron, y les cayeron 6, el día 17. Luego pidieron ayuda a sus aliados húngaros, que perdieron por 5-1, dos días después, y por 3-2 el día 26.

Así hasta que decidieron llamar al Flakelf, equipo de la Primera División alemana, para que pusiera rectos a los del Start. ¿Qué se habrían creído esos ucranianos? El día fijado, el 9 de agosto. El estadio abarrotado, deseoso de ver una nueva paliza a los invasores. Comenzó bien la cosa para los nazis, pues se adelantaron en el marcador, pero al final de la primera parte ya perdían por 2-1. Estaban acojonados sólo de pensar en la cara de Hitler si se entera de que habían perdido. Así que en el descanso un oficial bajó al vestuario del Dynamo y les dijo que, o perdían o….


El cartel anunciando el partido. ¿Os lo traduzco?

Así que salieron desanimados, tristes, a jugar la segunda parte. Pero vieron al público que se había venido arriba, orgullosos de su equipo, y se picaron de nuevo, aun sabiendo las consecuencias de una victoria. Total, que les metieron dos chicharros más, y al final del partido lo celebraron con el público, mientras los alemanes se retiraban a toda prisa, bajo la mirada fulminante de los oficiales en el palco.

La venganza no tardó en llegar. Los jugadores fueron arrestados uno a uno, y a partir de ahí se les pierde la pista a la mayoría, aunque se confirmó el fusilamiento de cuatro de ellos.

Hoy día un monumento (en la foto inferior) dentro del estadio del Dynamo de Kiev honra la memoria de aquellos héroes.

Aeropuertos con nombres de músicos

Hace unos años, a raíz de catástrofe aérea de Río de Janeiro, tuve conocimiento del Aeropuerto Antonio Carlos Jobim, lo que me hizo pensar automáticamente en el Aeropuerto John Lennon de Liverpool, y me lancé a la búsqueda de aeropuertos con nombres de músicos. Lo primero que hice fue probar «Airport Memphis», porque estaba seguro de que el aeropuerto de Memphis se llamaría Elvis Presley, pero, extrañamente, no tuve resultado.

Esto es lo que os he conseguido:

Antonio Carlos Jobim (Río de Janeiro, Brasil)

El principal aeropuerto de Rio es este al que le da nombre el gran compositor nacido en la misma ciudad, Antonio Carlos Jobim, y fallecido en 1994.

Astor Piazolla (Mar del Plata, Argentina)

El bandoneonista platense, o marplatense, fallecido en 1992, en le dio nombre en 2008 al aeropuerto de su ciudad.

Louis Armstrong (New Orleans , USA)

El 11 de julio de 2001, el aeropuerto de New Orleans fue renombrado en honor al músico de jazz Louis Armstrong en el centenario de su nacimiento. Tengo ganas de ir a New Orleans.

John Lennon  (Liverpool, Inglaterra) –  LPL

Aunque se abrió oficialmente el 1 de julio de 1933 bajo el nombre de Aeropuerto Internacional «Speke», en 2002 se le bautizó con el nombre del hijo más ilustre de Liverpool.

Aeropuerto John Lennon

Fredric Chopin (Varsovia, Polonia) – WAW

En marzo de 2001, el famoso compositor polaco Chopin le dió nombre al Aeropuerto Internacional de Varsovia. Tengo ganas de ir a Varsovia.

Wolfgang Amadeus Mozart  (Salzburgo, Austria) – SZG

Este aeropuerto, relativamente moderno, adoptó el nombre del compositor salzburguense. Tengo ganas de ir a Salzburgo

Giuseppe Verdi (Parma, Italia) – PMF

El 5 de mayo de 1991, el Aeropuerto de Parma pasó a llamarse Giuseppe Verdi, mi músico anterior a 1890 preferido.

Ferenc Liszt (Budapest, Hungría) – BUD

El músico nacido en un imperio (austriaco) y muerto en otro (alemán) le da nombre desde hace muy poquito – marzo de 2011 – al aeropuerto de la capital de Hungría, donde dio clases y pasó una buena parte de su vida. Tengo ganas de ir a Budapest.

Felices 85 años, Chiquito

chiquito de la calzada - 80 años

Y que cumplas muchos más con salud.

Se trata de un hombre de mediana edad, gaditano probablemente, que «acciona» los chistes más que contarlos, y es de tal calibre su vis cómica, el magnetismo que ejerce sobre la risa del prójimo, que no bien se levanta de su asiento, la gente, desde el propio Pepe Carrol hasta los técnicos del estudio, pasando por el público de plató, los telespectadores y los compañeros cuentachistes se descojona de risa. Y lo curioso es que el humor de Chiquito de la Calzada no es escatológico, ni genital, ni de anciana que resbala sobre una piel de plátano, esto es, no es un humor «español» al uso, sino que nace de las travesuras de la inteligencia y de los guiños surrealistas de la razón. Chiquito de la Calzada ha sido el personaje del verano en televisión, y aunque a partir de ahora invadirá el medio una turba de sujetos grotescos y risibles (los contertulios, las estrellas, los políticos del Régimen), espero que consolide su cetro en el otoño. Los chistes que cuenta son malísimos, pero nadie sería capaz de contarlos tan bien como él.

Rafael Torres, Diario El Mundo, 02/09/1994

Listas, listas, listas

Nico

Celebridades que murieron haciendo ejercicio

  1. Sonny Bono. Esquiando
  2. Jeff Buckley. Nadando en el río Mississippi
  3. Bing Crosby. Jugando al golf en La Moraleja.
  4. Ted Demme. Jugando al béisbol en un partido benéfico.
  5. Brian Jones. Nadando en su piscina.
  6. Kirsty McColl. Arrollada por una barca mientras nadaba en México.
  7. Josef Mengele. De un infarto mientras nadaba. Ya se podía haber muerto 40 años antes
  8. Nico. Montando en bici en Ibiza.

Gente famosa que trabajaron en la cama:

  1. Luis XI
  2. Leonardo Da Vinci
  3. Cardenal Richelieu
  4. Mark Twain
  5. Robert Louis Stevenson
  6. Marcel Proust
  7. Winston Churchill
  8. Mae West
  9. F. Scott Fitzgerald
  10. Hugh Hefner

Se conocieron durante el rodaje:

  1. Laurence Olivier y Vivien Leigh. En «Fire Over England» (1937)
  2. Ronald Reagan y Jane Wyman. En «Brother Rat and a baby» (1940)
  3. Katharine Hepburn y Spencer Tracy. En «Woman of the year» (1942)
  4. Liz Taylor y Richard Burton. En «Cleopatra» (1962)
  5. Humphrey Bogart y Lauren Bacall. En «Tener y no tener» (1944)
  6. Angelina Jolie y Billy Bob Thornton. En «Fuera de control» (1992)
  7. Angelina Jolie y Brad Pitt. En «Sr. y Sra. Smith» (2005)
  8. Natalie Portman y Benjamin Millepied. En «El cisne negro» (2010)

¡Felicidades, Gordo!

Que no sabía yo que estabas vivo, hijo. Y vas y cumples hoy 88 años nada menos, Fats Domino.

Fats Domino

Otro anciano a sumar a la lista de favoritos.

Fats fue uno de los afectados por el huracán Katrina en Nueva Orleans, al punto de que la gente pensó que había muerto en la tragedia. Incluso pintaron en la fachada de su casa «RIP Fats. Te echaremos de menos» (la gente es más morbosa…). Su agente salió al paso de los rumores cuando tuvoi noticias de que Fats y su familia habían sido rescatados de la tragedia. Lo que sí perdió en el huracán fue su Medalla de las Artes, que le había otorgado Bill Clinton. Por eso George Bush fue a su casa a darle una nueva.

Fats Domino

Gracias George, ya te puedes ir

Y aún sigue pisando los escenarios. Si vais a Louisiana, estad atentos por si véis a un viejecito rechoncho tocando el piano en algún garito.

La felicidad está en las pequeñas cosas

Ayer reuní a dos calcetines, después de muchos días si saber nada el uno del otro. Parecerá una tontería, pero no lo es. ¿O si?

Sea como fuere, desde no sé cuándo había un calcetín solo, sin pareja, en el fondo del oscuro cajón del armario, entregado a sus cavilaciones («¿volveré a verle? ¿me obligarán a tener una nueva pareja contra mi voluntad? ¿quedaré para limpiar el polvo? ¿para guardar las canicas de alguna criatura? ¿para darle vida a una marioneta?»).

Mientras todo esto pasaba en el cajón, ¿quién sabe qué aventuras corrió su pareja en solitario? Apuesto a que comenzó su errática andadura bajo la cama, sumido en la oscuridad, pidiéndole ayuda a alguna pelusa (en vano, claro, las pelusas no hablan. Entienden, sí, pero no pueden hablar). De ahí pasaría un buen día al cesto de la ropa sucia, donde buscaría afanosamente a su hermano, sin resultado. Me lo imagino luego en el bombo de la lavadora, centrifugándose en soledad, que es lo peor que hay. No se lo deseo a nadie, de veras. Finalmente descansaría solo en el tendedero, como convidado de piedra (o de algodón) en las conversaciones de las demás parejas, felices, limpias y al sol. Por mucho corporativismo que se diga que hay en el mundo del calcetín, seguro que nadie le tendió una mano amiga para secarse en compañia.

Al fin, cuando todas sus esperanzas se diluían, lo dejé en el cajón, rodeado de pelotas de parejas. En ese momento vi otro calcetín huérfano al fondo. Lo saqué, y miré su leyenda «Saturday» (son de estos de H&M con los días de la semana bordados, cada día de un color. 7 pares, 14 euros). Miré la leyenda del calcetín que tenía en mi mano, y, voilá, ¡¡»Saturday» también!!.

Al más puro estilo «El diario de Patricia», los uní, algo emocionado, hice la pelota correspondiente, y los metí en el cajón, retirándome para que tuvieran intimidad.

Mis ancianos favoritos

Hace unos años, un día como hoy, señalado para mí, hice una lista de mis ancianos favoritos. El paso del tiempo ha hecho que tenga que actualizarla, tachando algunos nombres (García Márquez, George Martin, Leonard Cohen…) 🙁

Considerando anciano a  alguien mayor de 80 años, aquí tenéis una relación de personajes que han superado o igualado dicha cifra y que a mí me caen bien, y no me gustaría que muriesen nunca, aunque es probable que durante este 2017 nos deje alguno de ellos.

Sea como sea, cualquiera de los que aparece aquí tiene un legado detrás al que podremos recurrir en caso de (inexorable) pérdida.

Michael Caine (82)

Michael Caine (83)

Espartaco Kirk Douglas

Kirk Douglas (100)

Olivia de Havilland (100)

Della Reese (84), ella tiene el blues

Della Reese (85), ella tiene el blues

Willie Nelson (83)

sophia

Sophia Loren (82), sin comentarios

chuck berry

Chuck Berry, el Rey (90)

Tony Bennet (89), puro swing

Tony Bennet (90), puro swing

Ya me he cansado de poner fotos. Otros ancianos ilustres que he detectado son: Berry Gordy (87), Fats Domino (88),   Robert Duvall (85), Jerry Lee Lewis (81) o Little Richard (84)..

En el pelotón de los setenteros (personas jóvenes hoy día) aguardan nombres como Bob Dylan (75), Mick Jagger (73), Anthony Hopkins (79), Robert Redford (80), Keith Richards (73), Ringo Starr (76), Jack Nicholson (79)…

Guía de Berlín (III)

DÍA 3

Para el sábado decidimos salir de la urbe y visitar un campo de concentración. El más cercano a Berlín está a unos 20km, en Oranienburg, donde más vale que no se os pierda nada. Ahí comenzó a funcionar  en julio de 1936 el campo de internamiento de Sachsenhausen, hasta que llegaron los rusos y polacos en abril del 45, y se lo quedaron ellos para seguir puteando hasta marzo de 1950, cuando se cerró definitivamente. En 1961 se abrió el campo como lugar conmemorativo y museo.

Bien, para llegar allí hay varias formas. Nosotros optamos por tomar el tren RE5 (destino Rostock) desde la estación central de Hauptbanhof, cogiendo el tranvía M5 desde Alexander Platz, nuestra casa. Hay un tren cada hora, y tarda unos 25 minutos.

Estación de Hauptbanhof

Una vez que llegas a Oranienburg puedes esperar sentado que pase el autobús  804 frente a la estación, o mejor caminar hasta el campo. ¿Por dónde? Sigue a las masas.  

Si hubiera de elegir un día para visitar un campo de concentración, hubiese sido este día. El día más frío de mi vida, caminando bajo una niebla opresiva por las calles de Oranienburg (rodeado de españoles, para variar). Tras 20 o 25 minutos andando, llegamos a las puertas del campo, y compramos nuestra audioguía por 3€, aunque yo casi no la utilicé, por no sacar las manos de los bolsillos.

La visita a Sachenshausen te puede llevar varias horas. De hecho a nosotros nos llevó varias horas y eso que la hicimos en plan rápido. Aún así vimos los dos barracones del sector judío reconstruidos (38 y 39), donde te puedes hacer una idea de las condiciones inhumanas, inconcebibles, en las que vivían los prisioneros, vimos la prisión del campo (hay que ser retorcido), los postes de tortura, la cocina, el foso de ejecución, etc.

En cada estancia se disponen fotografías, documentación, proyecciones u objetos de la época. No pude dejar de imaginarme a los desdichados que tuvieran que pisar donde yo estaba pisando, en días similares al que estaba haciendo, en condiciones lamentables para subsistir. Una pesadilla. La verdad es que ese día el frío casi que pudo conmigo y me echó de ese páramo brumoso y desolado sin verlo en su totalidad.

Tocaba caminar otros 20-25 minutos hasta la estación de tren, donde nos sentamos en el primero que vimos, que no era el RE5 de antes, sino un tranvía, que tardó el doble y nos dejó en la parada de Friedrichstrasse – la calle más larga de Berlín, a  la sazón-. Allí llegamos muertos de hambre (de frío ya se da por hecho), pero tuvimos la suerte de encontrar un Peter Pane, totalmente recomendable, justo al salir del la estación y nos comimos con las manos, contra corriente, a lo loco, un pedazo de hamburguesa.

Ya era de noche y nos planteamos ir a la isla de los Museos, aunque fuera a verlos por fuera, porque eran ya las 17 y a las 18 cierran (mala suerte, ¿eh?  😉 ), así que fuimos Friedrichstrasse arriba hasta la confluencia con Unter Den Linden. Al poco de comenzar a caminar vimos un fuerte despliegue policial, se oía a alguien lanzando proclamas desde un megáfono, y comenzaron a pasar lecheras de las que salieron decenas de antidisturbios que tomaron posiciones en medio de la calle. Cuando llegamos hasta ellos, vimos que había una manifestación de unas 15 personas (una minifestación, en ese caso), con el del megáfono en primera fila, gritando como si no hubiera un mañana. No entendía bien lo que decía, pero no me extrañaría nada que estuviera exhortando a la gente a tomar por la fuerza los sudetes. Alguien a nuestro lado nos dijo en inglés, “Así son, les gusta hacer estas demostraciones de fuerza”, señalando a los 50 antidisturbios que se habían colocado frente  a la manifestación. Con el frío que hacía.

El resto del día discurrió por la zona de confort. Pasear por el otro lado de la calle de Unter Den Linden, pasando por Bebelplatz, el monumento a Shinkle, la ópera… aunque de noche no es lo mismo. Cruzamos la calle para dar un vistazo a la isla de los museos, pero hacía mucho frío, qué queréis que os diga. Así que buscamos un bar, donde nos sirvió un joven alemán, el típico bisoño que matan el primero en las películas de guerra, una suerte de Michael York precario.

Al salir de ahí recurrimos al glühwein en el mercadillo de Alexander Platz, y nos acercamos a la iglesia de St. Marienkirche, pero estaban dando misa y la patulea de guiris que queríamos entrar dentro a estar calentitos nos tuvimos que ir a la plaza de nuevo, comer algo y para casa.

Glühwein - Guía de Berlín - Carleso

 

Parte IV